El asma de los pobres

¿Por qué los hispanos y otras minorías viven por lo general en las zonas más contaminadas de las principales ciudades del país, en una suerte de racismo ambiental?

No existe una explicación simple de esta situación, pero la desigualdad existe, ya que, después de todo, no habría racismo ambiental si los hispanos, los afroamericanos y los anglosajones estuviesen igualmente representados en todos los vecindarios, pero no es así.

“Más de 25 millones de latinos en Estados Unidos habitan en áreas expuestas a peligrosos contaminantes industriales y más de la mitad ellos, 66%, vive en sitios donde los niveles de polución del aire y del suelo exceden los límites de riesgo establecidos por el gobierno federal”, afirmó un estudio del Center for American Progress (CAP).

La contaminación se entiende como algo general. Son varios los gases o polvos, como cenizas u otros, los que la causan, y pueden afectar directamente a los seres vivos.

El aire contaminado puede “entrar en los pulmones, entrar en la circulación sanguínea y provocar cardiopatías, cáncer del pulmón, casos de asma e infecciones respiratorias”, indicó la Organización Mundial de la Salud (OMS)

Esta contaminación viene en especial de fuentes de combustión como las centrales eléctricas y los vehículos motorizados.

Las zonas más peligrosas están situadas en las áreas más pobres. Nueve de cada diez personas en condición de pobreza habitan en áreas donde la Asociación Americana del Pulmón reportó los mayores índices de polución.

En muchas ciudades la concentración de las partículas finas es hasta 15 veces superior al umbral máximo fijado por la OMS.

La región de Los Ángeles-Long Beach-Riverside en el sur de California mantiene los más altos niveles de polución de ozono y de hollín de EEUU, de acuerdo con un reporte dado a conocer por la Asociación Americana del Pulmón.

En California también coinciden la contaminación industrial y los vecindarios de minorías étnicas.

Por su importancia económica y su cercanía con la frontera, California es uno de los estados de mayor peligrosidad ya que casi el 10% de todas las fabricas de máximo riesgo se ubican en este estado y a menos de 80 millas de distancia una de la otra. Nueve plantas químicas están en el sur del estado y 27 millones de personas viven en la zona

Sólo en los condados de Riverside y San Bernardino ocurren más de 600 muertes al año a causa de la contaminación producida por el tráfico de trenes y camiones que transportan las cargas de los vagones entre terminales, según un estudio reciente de California Air Resource Board (ARB).

Contra la contaminación que producen las empresas ferroviarias en la región, grupos defensores del medio ambiente demandaron a las empresas operadoras de trenes del estado, el derecho a respirar aire limpio ahora y no en 2015, fecha en que entrarán en vigor nuevas normas que habrán de disminuir en un 85% la contaminación emitida por las locomotoras estacionadas en los patios ferroviarios, zonas rodeadas por cientos de familias, la mayoría de origen hispano.

Por ser estas compañías reguladas por leyes federales, pidieron al estado y al gobierno federal tomar cartas en el asunto e implementar reglas más estrictas contra estas compañías.

Ocurrió lo contrario, porque en vez de castigo, la Agencia de Protección Ambiental (EPA), otorgó a Union Pacific el Premio a la Excelencia por Aire Limpio, “y obtuvimos el Premio del Gobernador por Liderazgo en la Economía y el Medio Ambiente”, declaró Aaron Hunt, portavoz de Union Pacific

El discurso de Obama sobre las normas para combatir la contaminación atmosférica, tomaron un nuevo giro desde septiembre. Bastó que un informe del gobierno sobre el sector privado revelara que prácticamente no se crearon empleos en agosto y que la tasa de desempleo permaneció en un elevado 9.1 por ciento, para que Obama retirase una regulación propuesta que endurecía las normas para combatir la contaminación atmosférica, cediendo a las demandas de los republicanos en el Congreso y algunos líderes empresariales

Se estimó que la regla propuesta sobre el “smog” -como suele llamarse a la contaminación atmosférica- costarían a la empresa privada entre 19,000 y 90,000 millones de dólares, dependiendo de lo estricta que fuera.

En una decisión por encima de la Agencia de Protección Ambiental, Obama encomendó a su directora Lisa Jackson que retirase la regulación.

Pero quizás más que algunas de las otras regulaciones atacadas, la del ozono a nivel de superficie es la que se asocia más estrechamente con la salud pública, algo que el presidente había dicho no abandonaría al revisar las normas.

El ozono es el componente principal del smog, un poderoso irritante de los pulmones que ocasionalmente obliga a cancelar los recreos escolares y provoca asma y otras afecciones.

Y pensar que hubo un tiempo, hace tres años, en el que parecía que la promesa electoral del presidente Barack Obama de impulsar una nueva ley medioambiental que impusiera unos límites a la emisión de gases contaminantes era casi una realidad.

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