El narco necesario de cada día

Cuando los gobiernos inventan a sus enemigos, siempre hay traficantes de drogas a quién acusar

SAN FRANCISCO.- ¿Para qué sirven los narcos en las estrategias políticas de naciones como México y Estados Unidos? ¿Cómo utilizarlos y sacar ventaja de su existencia? ¿Por qué es conveniente mantener estos poderes vivos y hacer como que se les combate?

Porque, a final de cuentas, la droga sigue en cada esquina, de cada barrio, en cada ciudad, de casi todas las naciones del planeta.

Los periodistas Diego Enrique Osorno -mexicano- y John Gibler -estadounidense- intercambiaron ideas sobre estos y otros cuestionamientos en la conferencia “El uso político del narco”, organizado a finales de octubre en la Biblioteca Pública de San Francisco, por Global Exchange y Pájaro Latinoamericano.

En México, los narcos le sirvieron al presidente Felipe Calderón para encubrir la creciente crisis política que en 2006 dejaba claro que “la idea de la democracia se desmoranaba”, en palabras de Osorno. “Necesitaba un pretexto (Calderón) para lanzar a los militares a los espacios públicos” y lo hizo con la violencia de la llamada “guerra contra las drogas”.

Ningún presidente en México había tomado el poder “de manera tan humillante”, recordó Osorno, como lo hizo Calderón aquel 1 de diciembre de 2006, con la sociedad civil y el Congreso en contra, con las cámaras de las televisoras centradas únicamente en Vicente Fox y Felipe Calderón. “El nuevo presidente quería dar una imagen de respeto. La gente lo llamaba espurio, y pensó: ‘si no me van a respetar, que me tengan miedo'”.

Y ante la “crisis de legitimidad”, utilizó a los militares “para sostenerse en el poder, que era lo que quería”, explicó Osorno, periodista oriundo de Monterrey, Nuevo León, escritor del libro más vendido en México durante 2010: El cártel de Sinaloa.

Entonces, ¿cómo utilizar al narco en esta crisis política mexicana, donde el llamado cambio político de Vicente Fox tampoco resolvió en seis años las urgencias de la ciudadanía?, pues haciéndolos sus enemigos. Pero, plantea Osorno, “esta no es una guerra contra el narco, este combate es contra los grupos más pequeños”.

El cártel de Sinaloa, dijo, es uno de los grupos fácticos de México, como pueden ser el multimillonario Carlos Slim o la maestra Elba Esther Gordillo o Televisa. “Este cártel es el hijo del régimen priísta”… El narco funcionó por años como una empresa paraestatal (…) un monopolio que se fue fragmentando en nuevas empresas, en nuevos cárteles. Es una creación del sistema político priísta que ahora está instalado en la anarquía”.

Sostiene Osorno: “Si esta fuera en realidad una guerra contra el narco, se enfocaría en el cártel de Sinaloa, al contrario, se encarga de combatir a los grupos más pequeños, los que se rebelan. Hay hasta ahora pocos miembros del cártel de Sinaloa detenidos”.Léelo completo: ElMensajero.com

De este lado

¿Y qué tal de este otro lado?… Podría decirse que en el lado ‘gringo’ tampoco cantan tan mal las rancheras.

John Gibler, autor de los libros To die in Mexico (Morir en México) y México Rebelde, relató que los gobiernos de Estados Unidos han sido pioneros en utilizar las drogas, no solo para controlar social y políticamente a grupos minoritarios como afroamericanos o hispanos, sino para intervenir en la política internacional de países americanos.

“Desde 1968, [Richard] Nixon vinculó la criminalidad con el consumo de las drogas para aplastar movimientos sociales que comenzaban a surgir, sobre todo en esta época posterior a la revolución cubana, para excluir a chicanos y afroamericanos”, dijo Gibler con buen español, en una conversación de ida y vuelta con el periodista mexicano Osorno.

Destacó que la llamada campaña de las drogas en Estados Unidos es un fracaso, luego de 40 supuestos años de combate al mercado. “Ahora se consume más que antes. Aquí en San francisco basta salir aquí a la avenida Market para comprar cualquier tipo de droga”, agregó.

Hasta ahora, hay una simulación que pretende combatir a los distribuidores de la droga, “es toda una industria, de armas, de encarcelamiento, una industria global con una red de distribución eficaz, que como la Coca-Cola o los Marlboro, puedes encontrarla en cada ciudad del mundo, en cada barrio”.

“Para que exista esta red de distribución, “es necesario que estén coludidos elementos de los distintos niveles del gobierno y las estructuras policiacas,”, refrendó Gibler.

La llamada ilegalidad de las drogas es lo que permite el lucro, “es lo que le da forma a este mercado y le da la posibilidad de cobrar tanto por la mercancía”.

Al final de la charla entre Osorno y Gibler, el auditorio participó con varias preguntas, pero nadie le cuestionó a Diego Osorno una que él mismo propuso: “Si alguien me preguntara si tengo miedo por hablar de esto, les diría que no. Estaría en riesgo si publicara un libro relacionado con la legalización de las drogas”.

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