MÉXICO, D.F.- Ángel Reyna pasó en un semestre de ser campeón de goleo a quedar separado del club.
Ayer, el hombre que se coronó con 13 tantos el torneo anterior, verá a lo lejos el cierre del torneo de las Águilas, cuya crisis en el vestidor quedó evidenciada.
Desde el Clausura 2009 en que llegó al Nido, donde se formó como futbolista, Ángel se caracterizó por sus actos y declaraciones polémicas.
No es la primera vez que Reyna es separado del primer equipo, aunque sí del club.
En el segundo semestre de 2010, Manuel Lapuente lo mandó a la Sub-20 debido a una indisciplina, como confirmó en su momento el preparador físico del club, Áxel Bierbaum.
Él fue el que, al término de una victoria sobre Cruz Azul, llamo “hijos” a los futbolistas de La Máquina.
También, en el último triunfo del América sobre Chivas en la Liga, el del Clausura 2009, dijo “nosotros somos los dueños de la rosticería y lo que rostizamos son Chivas”, en respuesta al desplegado del Guadalajara rumbo al Clásico.
No hay que olvidar que en su gol 13 del torneo anterior, el del título de goleo, Reyna simuló que organizaba un “goya”, en franca burla al tradicional grito de los Pumas de la UNAM.
Ya en el vestidor había dado muestras de inconformidad, en particular con el colombiano Aquivaldo Mosquera.
Reyna tuvo un conato de bronca con el colombiano en febrero de 2010 y en el duelo de la jornada 9 ante Jaguares, el pasado 17 de septiembre, discutió acaloradamente con el jugador, lo que motivó la intervención del vicepresidente deportivo Luis Roberto Álves, al medio tiempo.
Este año, Reyna optó por no hacer declaraciones públicas, molesto con los medios de comunicación que habían criticado su personalidad.
Cuando ganó el título de goleo, el volante sólo aceptó hablar con la televisora dueña del América.
Después, en la ceremonia del Balón de Oro de la FMF en la que fue galardonado como goleador del Clausura 2011, el futbolista rompió el silencio para expresar su beneplácito por la distinción.
El domingo, durante el partido, dio señales de lo que vendría más adelante.
A cada mal pase de sus compañeros, Reyna clavó la mirada en el piso o en el cielo, impotente por el futbol de muchos azulcremas.
Cada que tuvo el balón, intentó llevarse solo a cualquier rojiblanco que se le pusiera enfrente, sin éxito.
Reyna fue uno de los primeros en abandonar el vestidor. Portaba el pants del América.
Con los ojos vidriosos, dio la polémica declaración, plenamente consciente ya que se le preguntó cuál era su sentir sobre el yerro de Armando Navarrete y no precisamente con respecto a la zaga.
“No, Navarrete no falla. Tenemos un capitán de agua y una defensa de plástico”, comentó.
Todavía al marcharse y ser cuestionado sobre qué debe hacer el América alcanzó a decir “que la directiva se dé cuenta”.
Ayer, esa directiva, encabezada por Michel Bauer, decidió separarlo del club.