Miles de dólares para la comunidad
Estudiantes y líderes recibieron reconocimiento del San Francisco Foundation
SAN FRANCISCO.- Una fundación filantrópica entregó miles de dólares en premios a estudiantes, líderes comunitarios, activistas y artistas del Área de la Bahía, muchos de ellos inmigrantes latinos.
Ante un auditorio repleto con 800 invitados se llevó a cabo el pasado martes 27 de septiembre en el teatro Herbst de San Francisco la ceremonia anual de la entrega de dichos premios, organizada por la Fundación San Francisco (San Francisco Foundation). Según informó la misma fundación en un comunicado de prensa, ese fue su evento más exitoso hasta la fecha.
Desde el año 1948 la Fundación San Francisco viene entregando becas y premios en forma de dinero en efectivo a individuos y organizaciones basadas en San Francisco y sus alrededores que trabajan en metas humanitarias para el progreso de la comunidad. El dinero proviene de herencias individuales dejadas por personas afluentes en su testamento con el fin de ser repartido en causas benéficas y ayudando a quienes menos tienen y más lo necesitan. Según asegura el sitio de internet de la fundación (Sff.org), más de 800 millones de dólares han sido entregados en forma de premios desde los orígenes de esta fundación.
La ceremonia comenzó con un concierto del legendario músico afrocubano residente en San Francisco, John Santos, quien a su vez se encontraba entre los cinco galardonados con el premio a Líderes Comunitarios, por su trabajo en las artes y el activismo cultural y social.
Gonzalo Rucobo fue otro de los galardonados con este premio de 10,000 dólares. Originario de Richmond, California, Gonzalo pasó gran parte de su adolescencia en las calles, como muchos otros chicos de su barrio, involucrado en una pandilla. “Estuve metido en pandillas desde muy chico”, confiesa Gonzalo antes de su premiación, en entrevista exclusiva con El Mensajero. “Cuando tenía 21 años, acababa de tener a mi segunda hija y mi esposa con mis hijos sobrevivieron a una balacera. Cuando eso les sucedió fue un punto de cambio para mí. Entonces hice un pacto con dios y me puse a trabajar en ayudar a otros chicos en situaciones similares”.
Eso fue en 1991, desde entonces Gonzalo formó parte de varias organizaciones que trabajan para sacar a chicos de las calles, hasta que en 2005 fundó la suya propia: Bay Area Peacekeepers. “Trabajamos con jóvenes en las escuelas en nuestra comunidad tratando de involucrarlos, de cambiar la manera en que piensan y alentarlos a seguir adelante con su educación o buscar una vocación. Darles apoyo para llegar a sus sueños y mostrarles que no importa de dónde vengas, cuál sea tu pasado, igual puedes salir adelante y ser alguien en la vida”.
Gonzalo dice que aún no ha decidido para qué implementará los 10,000 dólares que recibió, pero que una posibilidad es “adquirir una van usada porque necesitamos un vehículo para transportarnos” y aclara: “llevamos a los jóvenes a salidas, a campos de deportes en Richmond y el área de San Pablo, principalmente. Pero quisiéramos tener la posibilidad de ir a otras ciudades también, llevar a los chicos a otras actividades en otras comunidades”.
Además de los cinco premiados como líderes de la comunidad, la Fundación San Francisco entregó también becas de 7,000 dólares a ocho estudiantes de escuelas públicas de San Francisco que planean continuar con su educación a nivel universitario.
“Estos jóvenes no solo tienen buenas notas, pero también hacen mucho por la comunidad”, explicó Sandra Hernández, CEO de la Fundación San Francisco en conferencia de prensa antes de la ceremonia. “También en estos casos muchos tienen un rol prominente en sus familias, algunos ocupan el lugar de padres ausentes y están criando a hermanos y hermanas menores. Algunos inmigraron a los EE.UU. solos. Todos son grandes emprendedores”.
Entre los jóvenes seleccionados se destacó María Figueroa de 17 años de edad, estudiante de Mission High School. “Uno de mis maestros vio que yo era una buena líder con mis compañeros en la escuela”, explica la estudiante de origen salvadoreño. “Por ejemplo, a las personas que no hablan inglés, yo les trato de ayudar a que su inglés sea mejor. Él vio que yo podía ser una buena líder para ser nominada a esta beca”.
María, que llegó a los Estados Unidos a sus doce años sin hablar una palabra de inglés, aprendió pronto gracias a los programas de after school y hoy es ella la que le enseña a otros recién llegados. “Algunos tienen en este país solo tres semanas, otros aún menos. Cuando yo los veo siento como que soy yo, cuando recién llegué”.Más: ElMensajero.com
María dice que el dinero lo ahorrará para comprar libros para cuando vaya a la universidad, donde planea estudiar para ser enfermera.