Salida pacífica, promete alcalde

Villaraigosa aclara que garantizará la libertad de expresión de los 'indignados'

El alcalde Antonio Villaraigosa afirmó ayer que no está dispuesto a repetir los violentos desalojos de “indignados” ocurridos en otras ciudades y aclaró que su intención es preservar la libertad de expresión a través de una salida pacífica y voluntaria de la alcaldía hacia otro lugar seguro.

Villaraigosa resaltó que no prevé utilizar la fuerza pública para evacuar a los cientos de “ocupantes” que, exigiendo equidad financiera, acampan desde hace casi un mes en los jardines del Ayuntamiento de Los Ángeles. “Nadie está interesado en eso”, subrayó.

En otras partes del país, en cambio, los desalojos han desatado brotes de violencia. Catorce simpatizantes del movimiento “Occupy Wall Street” fueron detenidos la noche del miércoles en Nueva York luego de enfrentarse a la Policía cuando marchaban en apoyo a los desalojados en Oakland y Atlanta.

Los arrestos se produjeron en las inmediaciones de la plaza Union Square, donde se habían concentrado cientos de personas para protestar por los arrestos de 130 participantes en Oakland, tras una batalla campal con policías, y otros 52 en Atlanta, luego de evacuar su campamento.

En Los Ángeles, el alcalde ha ordenado desarrollar un plan que resuelva las preocupaciones por las condiciones del césped y la salud de los simpatizantes de “Occupy LA”, incluyendo una salida no obligada del Ayuntamiento. Una vez que se hayan redactado las propuestas, anticipó, las presentará a los líderes del movimiento y a la opinión pública.

“Creo en un sistema donde la gente puede hablar en voz alta que no le gusta lo que está haciendo el gobierno”, comentó ayer el mandatario municipal. “Al mismo tiempo, el gobierno tiene la responsabilidad de balancear, proteger la salud, la propiedad pública y privada, y la seguridad de la gente”.

El problema es que los anti Wall Street no parecen estar muy interesados en cambiar de domicilio. Pese a los avisos del alcalde, los discursos, conciertos, meditaciones y otras actividades continuaban ayer en el campamento.

“Lo que estamos haciendo es conversar sobre los cambios importantes que queremos en este país. No creo que nadie esté dispuesto a irse hasta que estos se realicen”, comentó Steven Edinger, quien visita el lugar con frecuencia.

Lejos de disminuir, el grupo de “indignados” sigue creciendo con el paso del tiempo. Se ha dicho que los indigentes del Centro Cívico han nutrido el movimiento, aunque también han llegado integrantes de grupos pro inmigrantes, indígenas, sindicalistas, estudiantes y ecologistas.

“La protesta es pacífica”, afirmó Mike Oren, quien se integró a “Occupy LA” desde el 4 de octubre. “Sería un error garrafal [el desalojo por medio de la Policía] porque será muy difícil dejar este lugar”.

Muchos han tomado con cautela la justificación del desalojo por problemas sanitarios y de seguridad, porque son los mismos argumentos que han utilizado las autoridades en Oakland, Atlanta y otros lugares. “Nos quieren echar, pero somos los patriotas que engrandecemos esta nación”, gritaba ayer un joven desde las escalinatas de la alcaldía, a solo unos pasos de la oficina de Villaraigosa.

En el Concejo la propuesta del alcalde ha ganado popularidad. “Él liderará este camino, lo apoyaremos para que esto funcione para todos”, dijo el concejal Tom LaBonge, quien precisó que la idea no es efectuar un desalojo violento. “No quiero ver a la gente pelear”.

La senadora federal Barbara Boxer, por su parte, dijo ayer que la libertad de expresión no se contrapone a la responsabilidad de proteger a los residentes. “La gente tiene el derecho de hacer eso [protestar], pero también tenemos que prestar atención de que no haya amenazas de seguridad”, expresó.

En su opinión, las demandas del movimiento “Occupy Wall Street” son legítimas y deben ser escuchadas. “La gente siente que está perdiendo sus sueños. La clase media está encogiendo”, resaltó.

Según cálculos del Ayuntamiento de Los Ángeles, la estancia de los “indignados” ha costado unos 60,000 dólares del erario, sin incluir la reparación del césped y el sistema de irrigación. En Atlanta se habla de un gasto de hasta 300,000 dólares por una estancia de apenas dos semanas.

Ayer, ningún “indignado” en esta ciudad pensaba abandonar el que ahora consideran un hogar. “Dirás que soy un soñador, pero no soy el único…”, coreaban por la tarde una estrofa de la canción Imagine, del legendario John Lennon.

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