Refranes que aplican al sector comercial
En el idioma español existe una antigua y rica tradición de usar modismos para expresar experiencias populares.
Ya que los refranes se originan en la experiencia, también nos pueden servir como pequeños consejos de cómo actuar en situaciones comerciales que no entendemos bien y que no controlamos. En estos casos los refranes sirven como “consejo colectivo” y pueden asesorar al hispanohablante cuando se encuentra desamparado frente a los trámites del mundo de negocios. He aquí algunos:
“No es oro todo lo que brilla”
Con el fin de sacarle dinero a la gente, vendedores deshonestos pintan todo muy bonito. Si una oportunidad parece caída del cielo, o si le dicen que va a recibir muchos beneficios sin arriesgar nada, puede ser un engaño. También se viene a la mente la expresión “Las apariencias engañan”.
“La mejor consejera es la almohada”
Muy relacionado con el tema anterior es la idea de pensar bien antes de comprometerse a comprar un producto o servicio. Si alguien le dice que tiene que tomar una decisión rápida para no perder una oportunidad, es una indicación de que pudiera ser un engaño. En estas situaciones, piense dos veces antes de hacer la compra o firmar el contrato.
“Más vale prevenir que lamentar”
Los contratos que se celebran en los cincuenta estados son complicados hasta para los que el inglés es su idioma materno, y para el hispanohablante pueden resultar incomprensibles. Aveces los consumidores firman el contrato sin leerlo, porque no quieren parecer ignorantes o porque confían en la otra persona. Pero mucho ojo… cuando el contrato es redactado por el mismo vendedor frecuentemente resulta oneroso, es decir, toda la ventaja y ganancia del acuerdo se atribuye a quien lo ha preparado. Siempre es mejor pedir una copia en español del acuerdo y, tomando en cuenta el dicho anterior, llevarlo a casa y leerlo detenidamente antes de firmar.
“Lo barato sale caro”
Pagarle al abogado docientos o trecientos dólares vale la pena si el consejo dado evita que pague miles más tarde. Si tiene un problema relacionado con un contrato, haga que lo revise un abogado para que le asesore sobre los posibles resultados de firmar el documento.
“Las cuentas claras y el chocolate espeso”
En Estados Unidos lo verbal tiene menos peso que lo escrito. Por ejemplo, después de negociar la compra de un servicio o un producto, al firmar el contrato escrito, no vale lo hablado. La situación se presenta frecuentemente en la compra de un automóvil o un contrato de arrendamiento. Lo que le dice el vendedor a veces no es lo que dice el contrato. Pero al firmar el acuerdo por escrito el vendedor no está obligado a cumplir con lo hablado.
Si el lector sigue estos “consejos” sacados del sabor popular, no sólo llegará a viejo, sino alcanzará la tercera edad con sus bienes y dinero intactos.