No basta con un nombre

Ya no es secreto para nadie que para ganar las elecciones presidenciales es necesario contar con una considerable cifra de votos hispanos. El voto de nuestra comunidad ha ganado en influencia política.

A pesar de que muchos republicanos reconocen esa influencia, los precandidatos a la presidencia no escatiman esfuerzos en vilipendiar a nuestra comunidad a través de la inmigración indocumentada. Los especialistas aseguran que cualquier aspirante a ser el candidato partidario para la contienda final debe mantenerse duro frente a los indocumentados para captar los votantes del Tea Party y al ala más conservadora del partido en las primarias. Luego esperan que en la campaña presidencial los hispanos olvidemos los atropellos verbales a los que ha sido sometida nuestra gente en estos meses de primarias.

Pero además aseguran que el partido tiene una arma secreta con la que no cuentan los demócratas y que va a ser la que incline la balanza a favor del partido republicano. Cualquiera que sea el candidato presidencial es muy probable que vaya acompañado en la boleta por el senador por la Florida, el cubano-americano Marco Rubio.

La premisa es que los votantes hispanos se volcaran a favor del Partido Republicano apenas se den cuenta que pueden pronunciar sin problema el apellido del candidato a la vicepresidencia.

¿Quién es Marco Rubio?

Un político muy conservador, muy allegado al movimiento del Tea Party en la Florida, con una visión económica con tendencia al recorte de impuesto para los mas privilegiados, la privatización y a los recortes de los servicios sociales para las clases mas pobres. En el tema de la inmigración se opone rotundamente a cualquier vía de legalización de los indocumentados. Ni siquiera el DREAM Act cuenta con su apoyo, aunque de cuando en cuando dice que podría considerarlo como una posibilidad.

Si realmente los estrategas republicanos están pensando que con sólo agregar un nombre hispano a la boleta van a conseguir el voto de nuestra comunidad están demostrando que desconocen completamente la naturaleza de nuestro gente. Primero que nada, somos una comunidad muy diversa en cuanto a nuestro origen. Rubio es de origen cubano, un sector realmente minoritario en el universo del voto hispano. Además es poco conocido más allá de las fronteras del Estado de la Florida. Y finalmente su cercanía con el Tea Party lo hace poco atractivo para los votantes hispanos que mantenemos una postura más bien liberal en temas económicos.

Si le agregamos a todo esto la postura de Rubio frente al problema de los inmigrantes indocumentados, es poco probable que un número necesario de votantes hispanos se inclinen por favorecer a la llamada arma secreta del Partido Republicano.

A largo plazo el secuestro en el que se encuentra el Partido Republicano por parte del Tea Party le representará la pérdida absoluta de su influencia en la comunidad hispana, especialmente si consideramos que en la próxima década alcanzarán la mayoría de edad 13 millones de ciudadanos estadounidenses de origen hispano.

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