Elecciones: Juguetes de la democracia

La democracia se ha convertido en un juguete de las grandes empresas y de los multimillonarios. Mientras el ciudadano norteamericano reafirma su lealtad a la patria, los ricachones hacen y deshacen las instituciones democráticas del país.

Durante las primarias republicanas, Sheldon Adelson y su esposa Miriam, prácticamente revivieron las esperanzas de Newt Gingrich de convertirse en el nominado de los republicanos.

Inicialmente los Adelson “regalaron” al Super PAC, “Winning Our Future”, cinco millones de dólares. Este dinero sirvió para que Gingrich se apostara la primera y única victoria en South Carolina.

Luego, después de una encarnizada respuesta en Florida por parte del Super PAC “Restore Our Future” de Mitt Romney, nuevamente los Adelson donaron otros cinco millones de dólares.

Sin embargo, dicha cantidad no fue competencia para el Super PAC que apoya la candidatura de Romney. Los que donaron a “Restore Our Future” son gente vinculada al sector financiero como Romney. Julian Robertson y Paul Singer, dos inversionistas de fondos de inversión, regalaron un millón de dólares cada uno. Otros individuos del sector bancario y gerentes de bienes raíces conjuntaron otros seis millones de dólares.

En Florida, “Restore Our Future” gastó 15.4 millones de dólares en la prensa escrita y la televisión para entorpecer la candidatura de Gingrich y favorecer a la de Romney al mismo tiempo.

La democracia norteamericana funciona de esta manera. Lo que es legal en este país, en América Latina y en otros países en desarrollo es considerado como una vil corrupción de las elites económicas y el político que se vende.

Los PAC (Comité de Acción Política) se crearon para poner un alto a la influencia subrepticia de las élites económicas en el sistema democrático norteamericano. El gobierno generó restricciones legales y políticas para que las élites económicas no se excedieran con sus donaciones a los políticos.

Sin embargo, en un caso legal muy cerrado, Citizens United vs. FEC Ruling en enero de 2010, la Corte Suprema de Justicia, en un voto de 5 a 4, prácticamente dio luz verde a la contribución ilimitada de magnates económicos dentro del sistema democrático, particularmente durante las elecciones.

En su discurso del Estado de la Unión en enero de 2010, el Presidente Obama declaró en frente de los jueces federales que “esta decisión fue un golpe negativo para la democracia”.

Así fue, a raíz de este caso proliferaron lo que hoy se conoce como Super PACs. Aparentemente estas entidades políticas son organizaciones independientes, pero a la hora de la verdad, son viejos mecanismos de la oligarquía económica para reivindicar sus mezquinos intereses a través del dinero.

La democracia norteamericana está en duda. Hoy, dueños de casinos en Las Vegas, como los Adelson, o banqueros inescrupulosos pueden “comprar” alianzas en Washington sin necesidad de ser juzgados por la sociedad.En los ojos de la ley, estos multimillonarios se jactan por ser contribuyentes de la democracia, cuando en realidad son sus verdaderos destructores.

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