Dominicanos añoran su carnaval

Disfraces y tradición es lo que más extrañan viviendo en Nueva York

Brunilda Rojas.

Brunilda Rojas. Crédito: José Acosta / EDLP

Nueva York.- “Ti-ti, manatí; ton-ton, molondrón, roba la gallina, palo con ella”, canta Helio Taveras mientras recuerda el carnaval de su niñez en Villa Consuelo, Santo Domingo.

Hoy día Taveras tiene 43 años, y en los 12 que lleva viviendo en Nueva York, una de las cosas que más añora de su país, según dice, es el carnaval.

Eso le pasa especialmente estos días cuando sus amigos y familiares en Dominicana celebran la fiesta de disfraces hasta el final de febrero.

“Lo disfrutaba desde adentro, disfrazándome de Roba la Gallina o de Diablo Cojuelo, algunos de mis amigos se vestía de diablito tiñéndose el cuerpo de negro, y lo disfrutaba con toda mi gente”, dijo Taveras. “Es una tradición que se celebra en febrero y que añoro mucho, ojalá se hiciera un desfile de carnaval en el Alto Manhattan”, señaló.

Elizabeth Balaguer, autora del libro infantil Mi carnaval, dijo en su obra que el carnaval es una de las tradiciones más coloridas y alegres en la República Dominicana, y se realiza con la participación de todo el pueblo, que se lanza a las calles a disfrutar, compartir y celebrar con alegría.

“Su mayor intensidad ocurre a finales del mes de febrero en su último fin de semana, aunque dependiendo de la región, se celebra todos los fines de semana del mes de febrero e incluso hasta inicios de marzo”, dijo Balaguer.

Josefina Tavares, quien tiene 34 años en Nueva York, dijo que ella participaba en el carnaval pero le tenía miedo a los vejigazos de los lechones, los personajes del carnaval típicos de Santiago.

“Yo soy de Pueblo Nuevo, Santiago, y me daban miedo los lechones, porque pegaban muy duro con las vejigas y los cayayos (un calcetón relleno de papeles o trapos)”, dijo Tavares. “Nunca he viajado en febrero, de modo que tengo 34 años sin disfrutar de mi carnaval, lo que me da mucha añoranza de esta celebración”, señaló.

Brunilda Rojas, con 11 residiendo en Nueva York, recordó que durante el carnaval, ella disfrazaba a sus tres hijas, generalmente de indias, y las llevaba del municipio de Licey al Medio al Monumento a los Héroes de la Restauración, de Santiago, a participar en la celebración.

“Ya mis hijas son de 30 y 40 años, y siempre se acuerdan de los días de carnaval, de lo lindo que era su colorido y lo bien que se disfrutaba”, dijo Rojas. “Yo añoro todo de mi tierra, y especialmente el carnaval. Mi hija más pequeña, de 35 años, siempre va a la isla en época de carnaval, porque le encanta”, señaló.

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