Blanca Cárdenas se reúne con su hija
“Estoy muy emocionada”, dijo sonriendo la mujer a las afueras de la Casa Refugio Elvira
TIJUANA, México – Lo primero que Blanca Cárdenas hizo cuando fue deportada a Tijuana, hace una semana, fue comerse unos tacos.
Tenía 21 años de no pisar suelo mexicano, desde que cruzó la frontera como indocumentada en busca del sueño americano, que se convirtió en pesadilla cuando Bank of America la despojó de su vivienda y después la Oficina de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) la echó de Estados Unidos separándola de su familia.
Pero más que los sabrosos tacos de esta ciudad fronteriza, lo que más extrañaba Blanca Cárdenas era a su pequeña hija Gloria Liliana, de un año y siete meses de edad.
Hacía dos semanas que no la veía, desde aquel 22 de febrero, cuando fue arrestada por la policía cuando se negó a abandonar su hogar en Van Nuys. Por eso el ver a su hija de nuevo fue para ella tan emocionante como cuando la vio nacer.
“Estoy muy emocionada”, dijo sonriendo Cárdenas afuera de la Casa Refugio Elvira, donde hoy se dio la reunificación de una de los tantas familias separadas por las deportaciones.
Las dos semanas que estuvo separada de su mamá, contó el esposo Gerardo Quiñones, fueron suficientes para que la niña empezara a tener resentimiento.
Hoy que vio a su mamá después de dos semanas, la pequeña Gloria Liliana prefería los brazos de su papá.
Realmente no fue mucha emoción de la niña, “sí la reconoció, pero siento que está resentida porque tal vez piensa que la abandonó”, comentó Quiñones.
“La niña dormía todas las noches con ella, y es muy triste que la niña se levante todas las noches y pregunte por su mamá” añadió.