Casinos cierran sus puertas en Ecuador
La ludopatía pierde la apuesta y juegos de azar son ilegales según consulta
Quito.- Los últimos casinos de Ecuador cerraron ayer sus puertas y con ello los negocios dedicados a los juegos de azar pasan a ser ilegales en un país en el que los naipes son uno de los pasatiempos más populares.
Así lo determinó una consulta popular en mayo del año pasado, en la que los votantes apoyaron la propuesta impulsada por el Gobierno de prohibir los negocios del juego.
La consulta también dejó al descubierto la existencia de salas legales e ilegales y el drama de más de 3,000 trabajadores ligados a esa actividad, muchos de los cuales irán al desempleo.
La ludopatía perdió la apuesta, en parte por el calvario sufrido por jugadores que a diario lamentaban ante la televisión la pérdida de su sustento diario en sitios de juego ilegales.
Tras un periodo de espera para llevar en orden el desmantelamiento del negocio, las autoridades dieron como último plazo este 16 de marzo y rechazaron la petición de los casinos más grandes por una prórroga que les permitiera “recuperar las inversiones”.
El casino ‘Montecarlo’, situado en el corazón comercial de Quito, ha sido uno de los pocos que se ha mantenido hasta el último momento en operaciones, pues la mayoría de establecimientos han desmontado sus salas con anticipación.
Su representante legal, el español Pedro Sánchez, ve con nostalgia la situación, aunque resignado porque acepta que es resultado de un mandato popular.
A partir de esta medianoche el juego de azar “será ilegal en Ecuador”, aunque “no significa que no va a haber”, señaló Sánchez, al considerar que este tipo de actividad no se acaba sólo con una disposición.
“Va a seguir habiendo juego, pero juego ilegal, que es más difícil de controlar, que no paga impuesto y que sí va a provocar problemas en el país”, añadió Sánchez, que desde mañana transformará los 1,800 metros cuadrados de superficie de su casino en un centro para eventos y convenciones.
Puso el ejemplo de Rusia, que en 2006 restringió drásticamente el juego, aunque ello facilitó la proliferación de negocios ilegales, muchas veces dominados por mafias que intentaban “controlar” la actividad, según dijo.
El empresario afirmó estar convencido de que “hay que regular el juego correctamente”, aunque se lamentó de que en Ecuador se haya preferido ir a votaciones “para finiquitar” este asunto.
Según sus cálculos, en Ecuador hay unas 100,000 personas que recorren habitualmente los casinos y por ello anticipa que muchas de ellas no dejarán de apostar y jugar.
No obstante, reconoce que con el debate que generó la consulta popular, la clientela de su casino bajó de una media de 1,350 visitas hace dos años, a 940 en estos últimos meses.
En el ‘Casino Montecarlo’, asociado a un lujoso hotel de la ciudad, sus salas hasta ahora conservan el bullicio habitual cuando en las mesas de juego los talladores dicen- “Señores, hagan sus apuestas”.
El 40% de los trabajadores del casino ha sido capacitados por la empresa para que siga contratados en los nuevos servicios de atención de eventos y banquetes.
El resto, desde el próximo lunes, recibirá sus indemnizaciones por despido, ya depositadas en cuentas bancarias establecidas como parte del proceso de abolición de los casinos.
A partir de las doce de la noche “nos toca desmontar” las mesas de ‘black jack’, de póquer, las ruletas y las decenas de máquinas tragaperras o tragamonedas que abarrotan el lugar y que ha supuesto, según Sánchez, inversiones superiores a los 17 millones de dólares en los seis años que lleva su empresa en Ecuador.