Evocación poética
Alberto Cortez repasa su carrera y relata cómo sintió la muerte de Facundo Cabral antes de actuar el sábado en Los Ángeles
Su solo nombre es una evocación a la nostalgia musical, a la poesía. Pero Alberto Cortez no se quedó ahí.
Sigue recreando y removiendo emociones con sus discos y presentaciones.
“No me preocupo mucho por los discos que hago, no deja de ser una cosa extra en mi vida”, confiesa el cantautor de 72 años. “Mi vida profesional es el escenario fundamentalmente, los discos los hago porque me lo piden”.
Por eso se entrega tanto a sus ensayos antes de iniciar una gira.
A unos días de viajar a Estados Unidos para el inicio de su tour, ¡holaLA! entrevistó al cantautor argentino vía telefónica desde Madrid, España, donde radica desde hace 50 años.
Al tomar la llamada se escucha de fondo el piano, que ha tenido que abandonar para hablar de su emoción por presentarse en California, luego de más de tres años, de su miedo por volver a la Ciudad de México y de lo mucho que le dolió el asesinato de su gran amigo y compatriota, Facundo Cabral.
“A mí California me atrae de una manera muy particular, por lo histórico y lo humano”, dice. “Es un terreno abonado para que mis canciones puedan crecer y ser entendidas”.
Alberto Cortez, llamado también “El gran cantautor de las cosas simples”, ha quedado imborrable en la escena musical con temas como Mi árbol y yo, Cuando un amigo se va y Mariana, por citar algunos.
Composiciones que interpretará en el concierto de cámara que ofrecerá mañana, aquí en Los Ángeles, en el legendario escenario del Million Dollar Theatre.
Durante sus presentaciones, Cortez no puede dejar de lado algunos de los temas que también lo dieron a conocer y que fueron escritos por su gran amigo, Cabral.
“Escribí un epitafio para él, luego de su muerte, y suelo decirlo en el escenario cuando canto algunos de sus temas”, expresó en un evidente tono de voz de desánimo.
Alberto Cortez, que durante la década de los años 70 y 80 gozó de un éxito rotundo por varias partes del mundo, cuenta que la muerte de Facundo Cabral la recibió “con un enorme dolor”.
“Éramos hermanos, teníamos una relación muy estrecha, imagínese el shock que me llevé cuando vi por televisión las escenas de su muerte”, recuerda. “Había compartido con él una cena solo unos meses atrás”.
Cortéz y Cabral -con quien en 1994 realizó un espectáculo llamado Lo Cortez no quita lo Cabral-, se habían visto en Mar de Plata, Argentina, unos meses antes del asesinato del poeta.
Este año, en la gira de presentaciones en América, Cortez sólo incluyó McAllen, Texas, varias ciudades de California y una visita muy breve a la ciudad de Zacatecas, México.
“Le tengo un poco de miedo a México, sobre todo a la Ciudad de México”, expresó. “La última vez que estuve en México terminé muy enfermo, con una infección pulmonar severa y terminé en terapia intensiva durante un mes”.
Cortez asegura que su temor no tiene que ver con la violencia desatada por la batalla del gobierno mexicano contra el crimen organizador, sino más bien con lo relacionado a su salud.
“Siempre hay temor”, reconoce. “Aunque en los 50 años que llevo cantando en México nunca he tenido problemas. Pero ya ve, todo va muy bien hasta que deja de ir”.