México lanza ruta de San Juan Diego
La ruta busca explicar desde diversos ejemplos el paso de las adoraciones prehispánicas al catolicismo en México
MÉXICO, D.F.? Desandar los pasos de San Juan Diego por el cerro del Tepeyac hace 580 años para encontrarse con la Virgen de Guadalupe, uno de los símbolos católicos más adorados del planeta, y saltar en pocos días por los siglos del colonialismo español es hoy un destino turístico.
El Gobierno mexicano en trabajo conjunto con el Vaticano -a través del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes- anunciaron la creación de la ruta “San Juan Diego” como una punta de lanza para impulsar con ímpetu el turismo internacional religioso.
Cada año visitan este país alrededor de 30 millones de personas en busca de la espiritualidad católica local y la estancia del papa Benedicto XVI en marzo pasado abrió otro camino de interés que la cúpula católica y la Secretaría de Turismo (Sectur) pretenden capitalizar.
“La Ruta de San Juan Diego permitirá ofrecer a los visitantes nacionales y extranjeros nuevas alternativas para conocer la riqueza cultural y religiosa de nuestro país”, adelantó Gloria Guevara en el VII Congreso Mundial de Pastoral de Turismo que tuvo sede durante esta semana en el balneario de Cancún (sureste).
El itinerario de actividades del tour guadalupano fue diseñado por Sectur y abarca paseos por la zona norte de la capital mexicana y el Estado de México, entre ellos, el Santuario del Cerrito, donde se encuentra el Museo, la Casa y el Monumento de San Juan Diego, modernas edificaciones que iniciaron su construcción en 1989.
“Que seas como San Juan Diego (canonizado en 2011), discípulo y misionero”, reza la publicidad del Santuario cuya obra se encuentra en perfeccionamiento.
La ruta busca explicar desde diversos ejemplos el paso de las adoraciones prehispánicas al catolicismo en México.
Contempla así como un punto clave de visita el templo de San Cecilia, construido por los españoles como uno de sus múltiples esfuerzos coloniales por erradicar las deidades indígenas representadas en la zona por la pirámide de Santa Cecilia Acatitlán.
Este último monumento fue un centro ceremonial tolteca ubicado en el municipio mexiquense de Tlalnepantla de Baz, reconstruida en la década de los 70, que también se incluye en el recorrido.
A unos kilómetros de distancia, la Ruta de San Juan Diego alcanza el Museo Nacional del Virreinato, al más grande y completo en su tipo en el país, que muestra retablos del estilo barroco mexicano conocido como “churrigueresco” y otras colecciones montadas en el ex colegio jesuita de San Francisco Javier.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia lo recomienda para admirar la arqueología del edificio y conocer de cerca “cientos de piezas de arte que reflejan la forma de pensar y de actuar de quienes vivieron en los siglos XVI y XIX”.
Finalmente, el turista interesado coronará su viaje con la Basílica de Guadalupe, donde se encuentra el manto con la imagen de la Virgen Morena que los creyentes consideran la muestra de la aparición a San Juan Diego.
De acuerdo con Juan Homero Hernández , escritor católico autor del libro La Virgen y las estrellas, en el manto se comprueba, “con admirable exactitud”, una reproducción del cielo del momento de la aparición: la mañana del solsticio de invierno de 1531.
Al dar el visto bueno de la ruta, el cardenal Antonio María Veglio, presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, transmitió a los asistentes un saludo enviado por Benedicto XVI, y dijo que la Iglesia es consciente de la importancia que tiene el turismo en el mundo.
“Deseamos colaborar con las acciones en favor del turismo ético y responsable, respetuoso de la dignidad de las personas y de los pueblos, justo, sostenible y ecológico”.