Francia: Hollande refuerza su situación de favorito
El anterior candidato centrista Bayrou ha decidido votar por el socialista en vista del viraje hacia la extrema derecha del presidente Sarkozy en su búsqueda por los votos de Le Pen.
París, 3 de mayo.- El candidato socialista a la presidencia francesa, François Hollande, recibió hoy el respaldo del centrista François Bayrou, para la segunda vuelta electoral, lo que refuerza su posición de favorito frente al conservador Nicolas Sarkozy.
Un día después del cara a cara televisado con Sarkozy y a tres jornadas de la votación, Hollande celebró su último gran mitin en Toulouse (sur de Francia), tradicional lugar de cierre de campaña de la izquierda, un acto que quedó eclipsado por el anuncio de Bayrou de que le dará su apoyo.
El centrista, tradicional aliado de la derecha, afirmó que es “una decisión personal” y no pidió a sus votantes que hagan lo mismo.
Con más de 3.2 millones de votos, el 9.13 % del total, Bayrou acabó quinto en la primera vuelta de las elecciones presidenciales del pasado día 22.
Pese a haber compartido gobierno con Sarkozy a principios de los años 90, Bayrou se negó a darle su apoyo por la deriva hacia la extrema derecha que ha emprendido el presidente saliente, en busca de los 6.5 millones de votos de Marine Le Pen.
Una “persecución” que ha colocado en la vanguardia de su campaña temas como la inmigración o las fronteras, que “pueden conducir a enfrentamientos entre franceses”, según el político centrista.
“La línea de Sarkozy es violenta y entra en contradicción con mis valores, los de mi corriente política y los del gaullismo”, afirmó el diputado por Pau (sur).
Bayrou aseguró que no quiere votar en blanco en el momento delicado que atraviesa Francia, por lo que se decantó por Hollande, pese a que dijo que tiene muchas diferencias con él, sobre todo en lo que se refiere a su programa económico, que considera poco riguroso.
Pero el centrista hizo un llamamiento al aspirante socialista para que se olvide de los partidos y haga un Gobierno de unidad nacional que reúna a los mejores de cada movimiento, en un momento crítico de la historia del país.
En caso contrario, François Bayrou anunció que se situará en la oposición.
Con el respaldo del centrista, aunque sea a título personal, Hollande suma para la segunda vuelta el apoyo de la mayor parte de los candidatos eliminados en primera ronda, con excepción de la ultraderechista Marine Le Pen, que quedó tercera el 22 de abril con casi el 18 % de los sufragios y quien afirmó el pasado martes que votará en blanco.
El candidato socialista tenía ya el respaldo del izquierdista Jean-Luc Mélenchon, cuarto en la primera ronda con el 11.11 % de los votos; de la ecologista Eva Joly, sexta con el 2.31 % y, de forma tácita, con el del resto de los pequeños aspirantes de izquierdas, que han llamado a derrotar a Sarkozy.
A ello suma que todos los sondeos le sitúan en cabeza de la segunda vuelta, con una distancia de entre cinco y diez puntos.
Las encuestas señalan, sin embargo, que Sarkozy recorta distancias y en el último sondeo, publicado hoy, el margen es de cinco puntos a favor de Hollande, que pierde 1.5 puntos con respecto a anteriores estudios de opinión.
El candidato socialista superó ayer con nota la prueba del tradicional debate televisado, en el que su oponente tenía puestas muchas esperanzas para cambiar la tendencia.
Una encuesta reveló que el 42 % de los franceses le consideró mejor en el debate, frente al 34 % que apostó por Sarkozy.
Hollande, siguiendo los pasos de François Mitterrand, el único presidente socialista francés elegido por sufragio universal, cerró la campaña en Toulouse e hizo un llamamiento a no caer en el exceso de confianza.
“No podemos ceder a la confianza, pese a que las encuestas nos dan ganadores, nada está logrado. La victoria hay que buscarla, merecerla, conquistarla, arrancarla de las manos de la derecha para ofrecérsela al pueblo entero”, afirmó ante varios miles de simpatizantes.
Sarkozy también celebró su último gran mitin de campaña y lo hizo en la ciudad mediterránea de Toulon, de voto conservador, donde multiplicó las críticas a su rival, en particular a su intención de renegociar el tratado europeo de austeridad.
“Cambiar el acuerdo ahora supondría reabrir la crisis de confianza, sería una locura”, alertó Sarkozy.