Gobierno británico sufre revés electoral
Los laboristas lidereados por Ed Miliband barrieron a los partidos conservador y liberaldemócrata del gobierno en las elecciones municipales.
Londres, 4 de Mayo.- La holgada victoria del Partido Laborista en las elecciones municipales británicas supuso hoy una dura derrota para el Gobierno de coalición entre conservadores y liberaldemócratas, a los que la crisis pasó factura.
Como es tradición en la política británica, el Gobierno fue castigado sin compasión por los votantes en los comicios municipales celebrados este jueves en Inglaterra, Escocia y Gales, en los que los laboristas superaron la cifra mágica de 800 nuevos concejales.
Se preveían malos resultados para los conservadores y los liberaldemócratas, pero las votaciones se interpretaron como un varapalo peor y más peligroso de lo previsto.
Los laboristas de Ed Miliband consiguieron sumar más de 2, 000 de las 5, 000 concejalías sometidas a voto y ganaron el control de 32 nuevos municipios, hasta lograr un total de 75.
Por su parte, los “tories” perdieron 12 ayuntamientos y 405 concejales, sumando 1, 005, mientras que los liberales se quedaron sin uno de sus siete ayuntamientos y vieron esfumarse 336 concejalías, por lo que ahora sólo controlan 431.
Estos resultados de los liberaldemócratas del viceprimer ministro británico, Nick Clegg, son muy similares a los obtenidos en las municipales del año pasado, que fueron los peores de su historia.
Algo que contrasta con la victoria de los laboristas, especialmente significativa en localidades del sur del país como Southampton y Plymouth, territorio habitualmente dominado por los conservadores.
Los resultados de Gales, donde el partido de centroizquierda recuperó muchas de las concejalías perdidas durante el Gobierno de Gordon Brown, y la victoria en Birmingham, segunda ciudad del país en número de habitantes, dejó también muy buen sabor de boca en las filas laboristas.
Lo mismo ocurrió con Escocia, el que fuera hasta hace poco su feudo histórico, donde, a pesar de los buenos resultados de los nacionalistas de Alex Salmond, los laboristas consiguieron subir y sobre todo mantener la joya de la Corona, la ciudad tradicionalmente obrera de Glasgow.
El único alivio hoy para el primer ministro británico, David Cameron, podría ser una victoria en Londres, donde se espera, aunque de manera muy ajustada, que el actual alcalde conservador, Boris Johnson, se imponga al laborista Ken Livingstone, una decisiva batalla electoral cuya conclusión se conocerá esta noche.
Según las estimaciones de la cadena pública BBC, los resultados de estos comicios locales extrapolados a unas elecciones generales supondrían un 38 por ciento de los votos para el partido de Ed Miliband, frente al 31 por ciento de los “tories” y el 16 por ciento de los liberaldemócratas.
Mientras los laboristas ven hoy mucho más cerca la posibilidad de ganar las próximas elecciones generales, que se tendrán que celebrar antes de 2015, los conservadores y liberademócratas se enfrentan, según todos los analistas, a momentos duros que ponen en juego la permanencia de su complicada coalición de Gobierno.
Muchas voces dentro de las filas conservadoras han culpado ya de los malos resultados al giro al centro del primer ministro británico, con políticas como el matrimonio gay, por lo que han pedido que se recuperen los valores tradicionales del partido.
Por su parte, los liberaldemócratas de Nick Clegg han vuelto a ser castigados perdiendo la mitad de sus votantes, una tónica que se repite desde que llegaron al Gobierno de coalición con los conservadores.
Al aceptar su derrota, David Cameron la achacó a la crisis y dijo que las medidas de austeridad que está tomando el Ejecutivo son “difíciles”, pero “correctas” por “el bien del país”.
Pero, además, hoy el primer ministro conservador se enfrentó a otra derrota, ya que su apuesta personal de extender a otras ciudades la figura de alcalde electo, modelo que se utiliza en Londres, fracasó estrepitosamente.
De las nueve ciudades que sometieron ayer la fórmula a referéndum, ocho la rechazaron y solo Bristol (oeste de Inglaterra) dio el visto bueno.
En unas elecciones caracterizadas por una participación históricamente baja, del 32 por ciento (la menor desde 2000), el ultraderechista British National Party (BNP) perdió las seis concejalías que ostentaba hasta ahora.
Muchos de sus votos fueron a parar al partido marcadamente euroescéptico y conservador Uk Independence Party (Ukip), que alcanzo el 14 por ciento de los votos en las localidades en las que se presentaba.