México: Moratoria a la corrupción

Dicen que una vez Luis Barrionuevo, sindicalista argentino declaró: “Tenemos que dejar de robar dos años”. Y la idea no es del todo descabezada, si los políticos roban todo el tiempo no les queda tiempo para gobernar.

Dicen que Vicente Fox organizó, junto con su supuesto socio Javier Usabiaga, a los productores agrícolas del estado de Guanajuato, ellos les compraban el producto, lo pagaban en pesos y lo vendían en dólares y con eso se enriquecieron, la operación no tiene nada de malo a no ser porque uno era gobernador y el otro su secretario de agricultura. Cuando Fox llegó a la presidencia se llevó a su socio como secretario de agricultura para repetir el esquema a nivel nacional; llegaron a hacer negocio no a gobernar y ambas posturas son incompatibles y hasta ilegales.

Gobernar implica ocuparse de los negocios públicos teniendo en mente el bien común, nunca con un afán de beneficio personal. Si esa era la actitud del Presidente no debe sorprendernos que el ejemplo haya cundido y la corrupción se haya generalizado.

El reemplazo de Fox vivió una suerte de continuidad. Con Calderón ha aumentado la corrupción en todos los rubros. Me atrevo a sugerir una hipótesis: la alternancia propicia corrupción. Con el PRI los políticos tenían una visión de largo plazo, contaban con carreras aseguradas, si se equivocaban perdían espacios, pero siempre alguien los rescataba, eran políticos de profesión y el sistema no los dejaba morir. Algunos eran denominados boyas, siempre flotaban, nunca se hundían, jugaban algún papel, por menor que fuera. Con la alternancia esto terminó, la incertidumbre se apoderó de los políticos, las carreras se recortaron y la política se convirtió en seguro de vida y se incrementó la corrupción.

Los casos que vemos son muy escandalosos. El que más ha atraído la atención es el Moreirazo en Coahuila, donde el Gobierno se atrevió a falsificar documentos para contratar deuda, pero no hay que sorprenderse porque me dicen que hay funcionarios públicos que compran facturas falsas, las que se han convertido en un negocio floreciente que, según Hacienda, alcanza los 5,000 millones de pesos al año. Si Hacienda tiene datos tan completos de este fraude al fisco, ¿por qué no lo frena?, o con la suspicacia mexicana debemos preguntar, ¿si acaso no hay funcionarios de esa dependencia que estén involucrados en el negocio?

Una parte de la ampliación de la corrupción consiste en la poca voluntad para investigar y perseguirla.

Desde Estados Unidos nos hemos enterado de casos de corrupción en México, en parte porque aplican una ley, cuyo resultado es el pago de multas y la retención de los recursos producidos por el ilícito. Así Texas se quedará con una parte, si no es que con todo el dinero que cruzaron a ese país el gobernador Moreira y sus testaferros.

El caso Wal mart es ilustrativo de la actitud mexicana. Desde Estados Unidos se denunció el caso, la primera respuesta fue de Luis Téllez que defendió a la empresa, este señor fue parte del equipo neoliberal que diseñó la entrega de vastos recursos nacionales a manos privadas. La Procuraduría General de Justicia declaró que no había nada que investigar, hasta que Calderón, temeroso de que el tema entrara a la campaña presidencial se dijo agraviado, entonces la procuradora dijo que actuaria. Hasta la fecha no se sabe que estén haciendo algo.

Hay proyectos cuyo costo asciende de manera escandalosa. La estela de luz, la marca que Calderón deja por las fiestas del bicentenario de la independencia, tuvo un costo superior por mucho a lo presupuestado. Hay quien cuestiona si un monto de ese dinero es parte del fondo de campaña del PAN.

Uno piensa que el gasto publico debería usarse para apoyar el desarrollo nacional, sin embargo, me informa un pequeño empresario que era proveedor del Gobierno del Distrito Federal, que llegó un momento en que el DF modificó las especificaciones del producto que el proveía para comprar productos importados porque la tajada era mayor. Su negocio está al borde de la quiebra, con los correspondientes nuevos desempleados en toda la cadena productiva de su rama.

La corrupción está incorporada en la psique nacional, es parte de la cultura. El mexicano está convencido de que el que no transa no avanza, que es más fácil comprar la justicia que cumplir con las obligaciones legales.

No podremos eliminar la corrupción en mucho tiempo, por lo tanto sugiero que dejemos de perder el tiempo simulando que queremos eliminarla, así que sugiero que simplemente declaremos una moratoria. Que los políticos dejen de robar cuatro años, en ese tiempo el país se proyectará de manera significativa, mejorará la calidad de vida y, al paso de ese plazo, habrá mucho más para que se lleven los políticos, esto es lo que se llama ganar-ganar.

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