Enfermo visual hispano aspira a Riverside

Se trata de un empresario de origen mexicano que padece retinosis pigmentaria.

Peter Benavidez aspira a ser alcalde de Riverside.

Peter Benavidez aspira a ser alcalde de Riverside. Crédito: EFE / Armando Varela

Riverside, California (EFE).- El empresario de origen mexicano Peter Benavidez, que padece una enfermedad visual degenerativa, aspira a la Alcaldía de Riverside con un mensaje de renovación hacia las viejas estructuras políticas de la ciudad.

Este angelino de segunda generación es uno de los tres hispanos -junto con la líder comunitaria Aurora Chávez y el concejal Andy Meléndrez- que quiere convertirse en el próximo alcalde de Riverside, en reemplazo de Ronald Loveridge, en las elecciones que se celebran el próximo 5 de junio.

Benavidez, quien se convertiría en el primer alcalde hispano de la ciudad, sabe que son pocas las posibilidades que tiene de ganar, pero mantiene la ilusión por trasladar a Riverside el aprendizaje cosechado durante una vida de superación.

“Mis chances son pocos, pero lo estoy intentando porque a veces las cosas suceden”, dijo a Efe en una entrevista en su oficina de la organización sin ánimo de lucro Blindness Support Services, destinada a promover la mejora en la calidad de vida de los ciegos y personas con discapacidades visuales.

El director ejecutivo de esta organización padece desde niño una enfermedad denominada retinosis pigmentaria que paulatinamente ha ido reduciendo su capacidad de ver en lugares con escasa luminosidad.

Nacido hace 57 años, este nieto de inmigrantes mexicanos llegados a principios de siglo creció condicionado por esa enfermedad.

“Al principio pensaba que así era el mundo para todos. Con el paso de los años decidí vivir en una negación total hasta que no lo pude esconder más. Tenía rabia y vergüenza”, explicó.

Pero la vida comenzó a cambiarle al conocer a un invidente con una actitud muy diferente a la suya, lleno de alegría y capaz de comunicarse y trabajar- “Se me olvidó la rabia pues pensé que yo estaba realmente mejor que él”.

Este sentimiento se fortaleció al conocer durante sus estudios de sociología en UC Riverside, de la Universidad de California, a un hombre que no tenía brazos ni piernas.

Sin embargo, las cosas estaban lejos de ser ideales, pues su condición no le permitía mantener ningún trabajo por mucho tiempo.

“Perdía los trabajos, porque apenas se daban cuenta de que estaba ciego, me sacaban”, afirma sobre sus experiencias laborales antes de la entrada en vigencia del American Disabilities Act, que prohíbe la discriminación basada en desventajas físicas.

Más adelante, sus logros en la recaudación de fondos para organizaciones sin ánimo de lucro lo llevaron a convertirse en director ejecutivo de Blindness Support Services.

Desde ese puesto se lanzó como candidato a la Alcaldía, luego de haber sido elegido para formar parte del comité cívico de la ciudad.

Una de las primeras consecuencias de la llegada de Benavídez a este comité fue que se modificaron las reuniones para que un invidente como él no quedara en desventaja a la hora de saber quién votaba por cada propuesta.

Benavídez considera que su capacidad de liderazgo le da las credenciales para pensar en grande.

“He estado involucrado en proyectos de casas para personas de bajos ingresos, transporte público, creación de empleo y en el desarrollo de programas de salud para invidentes”, dijo.

Para Benavídez, quien trabaja en su campaña durante los fines de semana y en las noches y casi sin presupuesto, llegó la hora dar transparencia a esta ciudad de más de 300,000 habitantes, de los cuales un 40 % es latino.

Explicó que nunca ha querido jugar la carta de su condición física para buscar el favor popular, sino que ha sido la comunidad misma la que ha sacado a relucir el tema, pidiéndole que hable de ello en reuniones y mítines. “Para mí, mi condición no es más que una molestia”, aseguró.

Sus principales puntos de acción en caso de ganar serían la creación de puestos trabajos, la búsqueda de un ambiente favorable para atraer empresas a la ciudad y negociar con los bancos para paliar el problema hipotecario de muchos de sus habitantes.

“Sé que puedo con el trabajo de alcalde por mi liderazgo y mi capacidad de reunir a la gente (con un propósito), por lo que se trata más de traducir mis logros en otro escenario”, explica.

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