Una jornada negra para los civiles en Afganistán

Murieron 40 y decenas quedaron heridos por ataque suicida múltiple

Afganos inspeccionan el lugar tras un ataque aéreo de la OTAN, ayer miércoles, en Logar, Afganistán.

Afganos inspeccionan el lugar tras un ataque aéreo de la OTAN, ayer miércoles, en Logar, Afganistán. Crédito: EFE

KABUL, Afganistán (EFE).- Al menos 40 personas murieron y decenas fueron heridas en un ataque suicida múltiple y en un operativo de la OTAN que convirtieron el día de ayer en una de las jornadas más sangrientas para los civiles en los últimos años en Afganistán.

El incidente de mayor gravedad tuvo lugar en torno a las 11:00 de la mañana, hora local (6:30 de la mañana, hora del meridiano de Granwich) en las afueras de la ciudad meridional de Kandahar, donde un comando de insurgentes se inmoló en un mercado cercano al aeropuerto, informaron fuentes oficiales.

Un terrorista detonó una carga explosiva que portaba en una motocicleta y, cuando la gente se acercó a ver qué había ocurrido, otro suicida provocó una segunda explosión, explicó a Efe el gobernador provincial, Toryalai Wisa.

Wisa cifró el número de fallecidos en 22 -todos ellos civiles- y el de heridos en 50, algunos de ellos de carácter grave.

El jefe de la Policía provincial, Rahmatulá Itrafi, precisó a la agencia AIP que ocho de las víctimas mortales eran guardias de una compañía privada de seguridad.

Los talibanes se atribuyeron la autoría del atentado y uno de sus portavoces aseguró a Efe que en la acción murieron 17 soldados de la misión de la OTAN en Afganistán (ISAF).

La Alianza Atlántica desmintió, no obstante, esta información del enemigo.

“La explosión ocurrió a varios kilómetros de distancia de la instalación militar utilizada por la ISAF en el aeropuerto de Kandahar y nunca podría haber herido a las tropas que allí trabajan”, afirmó la comandancia, en un comunicado.

La provincia de Kandahar, y en especial su capital, está considerada el bastión espiritual del movimiento integrista Talibán, que vio la luz a mediados de 1990 en esa región meridional.

Horas antes del ataque en Kandahar, otros 18 civiles -incluidos mujeres y niños- habían fallecido en una operación conjunta de tropas afganas y de la OTAN en la provincia de Logar, en el centro del país.

El jefe de la Policía provincial, Ghulam Sakhi Rogh Liwanai, dijo a Efe que las víctimas habitaban una casa de la localidad de Sajawand que fue atacada de madrugada por fuerzas aliadas bajo la sospecha de que servía de refugio a un dirigente talibán identificado como Qari Sardar.

De acuerdo con la fuente, la ISAF empleó fuerza aérea en la operación armada, en la que murieron además doce insurgentes y resultaron heridos tres soldados del contingente internacional.

Un portavoz de la ISAF, el teniente James Williams, reconoció la existencia del ataque, pero afirmó no poder confirmar la muerte de civiles durante la operación.

“Sabemos que hay alegaciones sobre lo ocurrido en el incidente armado”, se limitó a decir en declaraciones a Efe.

El principal portavoz talibán, Zabiulá Mujahid, negó, por su parte, que en la zona residiera ningún líder insurgente.

“No tenemos ningún dirigente con el nombre de Qari Sardar”, dijo Mujahid, contactado telefónicamente desde Kabul, antes de añadir desde algún lugar desconocido que “el enemigo tiene por costumbre matar civiles y luego decir que eran talibanes”.

En la guerra afgana, que ya dura más de una década desde la invasión de EEUU a finales de 2001, los civiles se han destacado como un colectivo muy vulnerable a las acciones de ambos bandos.

El número de civiles muertos en 2011, un total de 3,021, fue el más elevado desde que hace cinco años la misión de la ONU en Afganistán (UNAMA) comenzara a registrar este tipo de datos.

Pese a ello, la UNAMA informó recientemente de que la cifra de víctimas civiles por el conflicto ha disminuido un 21% en el primer cuatrimestre del presente año respecto al mismo periodo del año anterior.

En este último parte, el organismo atribuyó un 79% de víctimas a acciones perpetradas por los grupos insurgentes -sobre todo atentados suicidas y bombas camineras- y un 12% a las fuerzas de seguridad afganas e internacionales.

La anterior jornada más negra para los civiles en Afganistán tuvo lugar en diciembre de 2011, cuando un doble atentado suicida de corte sectario segó la vida de 62 personas en Kabul y la ciudad septentrional de Mazar-i-Sharif.

Y en septiembre de 2009 un bombardeo de la ISAF cerca de la ciudad de Kunduz (norte) causó la muerte de más de 70 civiles.

Las tropas de la OTAN comenzaron el pasado julio a retirarse de manera gradual de Afganistán y a transferir la competencia de la seguridad a las fuerzas de este país en un proceso que debe concluir en 2014, si se cumplen los plazos previstos.

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