El sueño del negocio propio
Kiva es una organización sin fines de lucro que conecta a pequeños empresarios con posibles prestamistas.
Ocho años atrás, Gonzalo y Betty Arista, de Tulazingo Hidalgo, México, compraron su primer carrito para vender paletas. Hoy son dueños de 65 carros y hacen sus propios helados.
Su nueva meta es comprar otra máquina de fabricación de paletas con un préstamo de Kiva, una organización que ayuda a que los pequeños negociantes conviertan su sueño en realidad.
Kiva es una organización sin fines de lucro que conecta a pequeños empresarios con posibles prestamistas, explicó su presidente Premal Shah. En el sitio de internet kiva.org puede encontrarse una lista de pequeños negociantes de 60 países de alrededor del mundo que cuentan sus historias y explican cómo invertirán el dinero.
José Lino de El Salvador, por ejemplo, necesita un micro préstamo de 800 dólares para comprar tela e hilo y fabricar camisas artesanales. Irma, de Bolivia, necesita 600 dólares prestados para comprar maquillaje para vender y poder mantener a su familia.
“Es como si fuese una donación, pero en la que se les devuelve el dinero”, explicó Shah. “No es necesario ser Bill Gates para invertir en un pequeño negocio”. Shah explicó que a su vez los pequeños empresarios se aseguran de devolver el dinero lo más pronto posible porque saben que esto ayuda a su reputación y credibilidad.
Gracias a un acuerdo con el Centro de Desarrollo Económico del Valle VEDC y la Oficina de Pequeños Negocios del Alcalde Antonio Villaraigosa, el sistema de micro préstamos, que ya fue implementado con éxito en Detroit y New Orleans, ha llegado a Los Ángeles.
“Los Ángeles es el epicentro de los pequeños negocios”, señaló el Alcalde Antonio Villaraigosa y recalcó la importancia de estos en la economía local. “Es gracias a los pequeños negocios que se recuperarán las fuentes de trabajo y nuestra economía”, agregó.
Jessie Monroy, una nutricionista originaria de Ciudad México, fue una de las pequeñas negociantes que logró realizar su sueño gracias a un micro préstamo de Kiva, a través de VEDC y la ciudad.
“Ningún banco quería darnos el dinero y nos recomendaron que vayamos al centro VEDC”, recordó Monroy. Gracias a la inversión, ella y su esposo pudieron abrir el restaurante Café 22, frente al Centro Médico UCLA- USC en Los Ángeles.
Los préstamos, explicaron, tienen un interés de entre el 8% y el 10% que está destinado para el centro de Los Ángeles VEDC.
Kiva se mantiene gracias a donaciones que dan los mismos prestamistas para solventar a la organización.
Arista podrá comprar una nueva máquina para fabricar mejores paletas. Sus 65 carritos le dan trabajo a 30 latinos que llegan a buscarlos y al final del día sólo tienen que darle un porcentaje de lo que lograron vender. Paletería Betty también tiene un local en Los Ángeles.
“No fue fácil para nosotros, porque cuando comenzamos, no conocíamos el negocio y un día, el Departamento de Salubridad se llevó todos los carritos y la mercadería que teníamos y nos quedamos de vuelta en cero”, recordó Arista. “Gracias a que conseguimos un préstamo, pudimos volver a empezar”.
Tanto Arista como Monroy tienen planes de seguir creciendo, de abrir más paleterías y contratar más empleados y para ello, planean recurrir a la ayuda de los micropréstamos.