Crea magia en escena Andrew Veenstra es la estrella de la gira nacional de War Horse

Andrew Veenstra hace real su relación con un caballo marioneta en 'War Horse'

Andrew Veenstra (sentado) es Albert en 'War Horse', que se representa en el Ahmanson de LA.

Andrew Veenstra (sentado) es Albert en 'War Horse', que se representa en el Ahmanson de LA. Crédito: Brinkhoff / Mögenburg

Magia es una palabra que encaja a la perfección con War Horse, la obra teatral que en estos momentos se está representando en el Teatro Ahmanson de la ciudad.

Desde los primeros instantes de la misma, cuando un caballo trota solo por el escenario (ayudado por la labor de tres jóvenes actores que controlar las piezas de esta marioneta), el espectador se olvida que está en frente de, precisamente, una marioneta.

El caballo, ya no es más una pieza del decorado. Es Joey. La estrella.

Sería injusto aplaudir solo el trabajo de aquellos que diseñaron a Joey y al resto de caballos que aparecen a lo largo de la representación.

Porque los actores también forman parte de ese conjunto que los da vida, que hacen creer a los espectadores que están presenciando una poderosa historia de amistad entre humanos y equinos.

Quien tiene la labor más decisiva es, por supuesto, Andrew Veenstra, que da vida a Albert, el propietario de Joey, quien al inicio de la Primera Guerra Mundial, cuando el caballo es comprado por el ejército británico para luchar en el continente contra los alemanes, decide alistarse con el fin de volver a reunirse con él.

Esta odisea surge de las páginas de la novela juvenil de Michael Morpurgo y ahora cobra vida en Los Ángeles, como parte de su gira nacional.

Veenstra, de 25 años y residente en Nueva York, reconoce que lo que los espectadores ven en escena, “es mucho más simple de lo que aparenta. Como miembro de la audiencia experimenté lo mismo. Pero [como actor] es muy difícil”.

Lo que la audiencia ve y vive es una sencilla historia de amistad. Sin más. “De hecho lo que creo que es tan maravilloso es que no engaña a nadie: es lo que es”, añade el intérprete, que decidió pasarse a la actuación tras estudiar cursos universitarios de neurobiología durante un año y medio. “Te transporta en este viaje, en la historia y la relación que tenemos con los personajes y los animales. Lo que causa esa conexión entre la platea y el escenario es la interactuación humana y animal. El resto es completamente secundario”.

Veenstra –que actuó en una reciente versión de Hamlet en el Lincoln Center de Nueva York–, permite que su Albert evolucione como ser humano, madure, a pesar de los saltos en el espacio y el tiempo.

Lo consigue, revela en una entrevista telefónica con ¡holaLA!, “a través de detalles específicos y de llenar lo que no se cuenta. Lo que la gente no ve, lo que sucede fuera de la historia, debo vivirlo, experimentarlo… ese paso del tiempo”.

“Tras dos años de guerra, tengo que mostrar lo que he vivido, sabiendo lo que sucedió en aquella época, hay mostrar el cansancio, esos detalles en alguien que empieza con 14 años y termina con 20, 21 años. Hay que crear una historia del personaje, en la que detallas aquello que no sucede en el escenario. Porque eso informa [al espectador] de lo que ve después”.

Hacer de Joey un caballo real sucede, según el actor, porque “nuestra relación es muy simple y pura, es honesta. La coreografía es secundaria a la relación, que ayuda de forma inmensa como actor y narrador. Se da prioridad al realismo”.

El secreto es creer en Joey y siempre hablar de él como si fuera un caballo de verdad. “No nos referimos a Joey de ninguna otra forma que no sea llamándolo Joey. No nos dirigimos a los que lo controlan. Cuando ellos lo manejan, Joey es Joey. Así lo tratamos”, sentencia. “Eso ha sido muy beneficioso, porque si no lo haces así se rompe la ilusión. Tiene que ser creíble para nosotros con el fin de que también lo sea para el público”.

En War Horse, el empleo de la música sirve como lazo de unión de las escenas. Es, en palabras de Veenstra, “muy ‘cinemática’. Es siempre poderosa. Nos ayuda a que la historia fluya sin interrupción. También ayuda a crear la atmósfera de las escenas, enfatiza la emoción y el drama de las escenas bélicas, el encanto de las escenas entre Joey y Albert. Es lo mismo que en una película: facilidad la emoción, entrar en la escena”.

Para Andrew Veenstra, que ha intervenido en obras como Lion in Winter, Measure for Measure, Romeo and Juliet y The Seagull, además de en la serie Law & Order, “una de las maravillas de esta historia es que es accesible a todo el mundo, a la nueva generación, a los más mayores…”, termina. “Tiene elementos adolescentes, pero [Albert] madura. Creo que logra mostrar los dos lados del espectro: la vida es difícil para los jóvenes y para los adultos. Es una obra que ama la vida”.

En esta nota

obra teatro
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain