Combate con rap su PTSD
Se puso una pistola cargada en la sien, pero el arma falló
LAS VEGAS, Nevada (AP).- En uno de los muchos días en que Leo Dunson quería morirse, el veterano de la guerra en Irak se puso una pistola cargada en la sien, jaló del gatillo y el arma falló.
Para el atribulado exsoldado estadounidense ese fue otro fiasco inexplicable, como su divorcio o la incapacidad de hacer amigos desde que regresó de la guerra por padecer el trastorno por estrés postraumático de combate, conocido como PTSD debido a sus siglas en inglés.
En un estudio de grabación en Las Vegas, Dunson rapeó sobre su vida: “¿Qué me pasa? Tengo PTSD. Esas píldoras no funcionan, caramba, sigo sin poder pensar”.
Uno de cada seis de los veteranos de las guerras en Afganistán tuvo el PTSD en 2011, según el Departamento para Asuntos de los Veteranos. Algunos se mataron. Otros reciben atención psiquiátrica en hospitales militares. Muchos más son como Dunson y otros han rechazado la ayuda, según investigaciones del Centro Nacional para el PTSD, de ese departamento.
Dunson, que fue separado del Ejército en 2008 y que recibió el diagnóstico militar de PTSD, utiliza la música para examinar la decepción con la vida como veterano de guerra. Eso lo mantiene vivo, dijo. Se niega a recibir asesoría o acudir a su hospital local para veteranos.
La utilización de la música para sanar problemas mentales de la guerra forma parte de un nuevo tratamiento alternativo que es avalado por autoridades militares con el deseo de ayudar a los veteranos. En Wisconsin, New Jersey, California y otros estados, un grupo de médicos gubernamentales han puesto en marcha un programa experimental de terapia musical que recurre al sonido suave de la música clásica o acústica para apoyar la sanación de los veteranos.
Pero Dunson, de 26 años, no está escuchando melodías tranquilas. Su autotratamiento consiste en imágenes y palabras violentas, una conjunción descarnada de un género nacido en barrios pobres de negros y del horror de una guerra en un país extraño.
Grabó cinco álbums en cuatro años, todos dirigidos a su entrenamiento y servicio como un soldado de infantería. Miles de admiradores lo han seguido por Facebook, Twitter y YouTube, donde coloca sus canciones. Ingresó a la universidad con la esperanza de hacer carrera en el servicio público. Este año, Dunson se mudó a su primer apartamento de soltero.
Y sin embargo, todavía se considera un hombre sin felicidad ni amigos.
“Te dices, ‘qué diablos hice para merecerme esto'”, señaló.
En su música, Dunson habla de colocar una pistola frente a la boca de un enemigo, de volverse alcohólico y de golpear a su esposa. Lamenta haber aprendido a matar cuando apenas tenía 20 años.
“Voy de aquí para allá en mi cabeza y no sé qué pasa”, dice en el rap “PTSD”.
“En las noches me estremezco. Siento como que un extraño está en mi casa. Yo y mi esposa no podemos llevarnos bien”.
En otro disco, confesó: “Mi mente no consigue descanso. Y se preguntan por qué todo lo que hablo es de esas balas, de cómo el gatillo de una pistola quiero jalar y de cuánto mi entrenamiento militar quiero hacer mal uso”.
Incluso en otra melodía, Dunson expresó las palabras que nunca le diría a su familia: “”Honestamente, por allá, me gustaría haber muerto”.
Tenía 18 años cuando ingresó al Ejército, ansioso por ser importante y servir a su país luego de los ataques terroristas del 11 de septiembre. Creció en el Ejército, y conoció a la madre de su único hijo cerca de su base en Alaska.
En Irak, era difícil dormir. Dunson dijo que le inquietaba el pensamiento de despertar en una improvisada cámara de tortura de los insurgentes.
Había numerosos indicios de que andaba a la deriva, muy lejos del niño afable que su familia describe. Un día, junto con algunos compañeros de armas intentaron detener a un niño iraquí. Cuando el niño lloró, los soldados se burlaron del muchacho, según el video que Dunson tomó ese día. Dunson dijo que era una broma.
Al regresar de Irak, llegó a casa y tuvo una relación tensa con su esposa. La mujer se negó a hablar con él, pero luego se llevó a la hija de la pareja y se fue con otro soldado.
Dunson pensó en matarlos, sin llegar a hacerlo. En menos de un año, fue arrestado cuatro veces por varios incidentes de abuso familiar, afirmó.
Se fue a Las Vegas donde dormía en el sofá de su primo, y dejó de hablar y visitar a otros parientes, a quienes también había decepcionado.
Dunson tiene un rostro juvenil y un cuerpo musculoso. Cuando habla, parece amistoso y de buenas maneras, en un drástico contraste con la ira que expresa en su música. Trabaja como guardia de seguridad por las noches y va directamente a clases en la mañana. En los fines de semana, visita a su hija.
“La música siempre ha sido mi terapia”, manifestó.
Espera que su música ayude a otros veteranos a enfrentar el PTSD, que él mismo sufre.
“Lo perdí todo, no sólo a mi esposa y mi hija, sino mi mente”, indicó. “Si hubiera muerto allá, habría recibido un saludo de 21 salvas, todo mundo hablaría bien de mí como si fuera rey. ¿Qué tengo ahora?”.