Mal tiempo y política
El huracán Isaac quitó atención de los medios a la Convención Republicana
Las convenciones de los partidos políticos sirven no solamente para impulsar a su candidato predilecto, sino que también se convierten en una especie de megáfonos gigantes que son utilizados para acaparar la atención de sus bases políticas y aquellos que no están seguros por quién van a votar.
Los medios de comunicación juegan un papel importante en las convenciones. Son los megáfonos que hacemos mención, son los encargados de llevar el mensaje de los oradores hacia la gente.
Así, esta semana se realizó la Convención Republicana con bombos, platillos y con mucha agua.
Todo el equipo de comunicaciones, los megáfonos, se trasladaron momentáneamente a los estados de Luisiana y Misisipí.
Lamentablemente el agua y el fenómeno natural pudieron más que el ímpetu político de los republicanos.
Debería ser así. Al fin y al cabo, años atrás, otro huracán (Katrina) se convirtió en la tumba política de un presidente, George W. Bush, que no supo contrarrestar la avería natural y los daños que causaron el desborde de río Missisipí in New Orleáns.
La voz de Chris Christie, gobernador de New Jersey, a pesar de su fortaleza y de su entusiasmo en la Convención Republicana se perdió ante el fuerte torrencial de Isaac. En tono agudo y demandante, el gobernador, quien inició la serie de oradores, pidió a la audiencia que literalmente se levantaran de su asiento y les exhortó que se unieran a él y a Mitt Romney para que pudieran ganar las elecciones de noviembre.
La audiencia republicana tuvo que ser casi obligada para que pudieran participar de un evento que normalmente acalora el alma más fría. No fue así. El frío del siniestro de Isaac se sintió en Tampa Bay.
Ann Romney, esposa del candidato republicano, trató de cambiar la atención del electorado nacional a través de un mensaje personal. Se expresó de una manera tierna al referirse de su esposo. “Lo conocí [a Mitt Romney] en una fiesta de high school. Me hacía reír y comíamos sándwich de atún”, dijo.
Sus palabras lógicamente querían denotar a un Mitt Romney real, diferente, más atino con la gente de clase media y baja. La tarea de Ann Romney con su intervención fue la de hacer a un lado el Romney que conocemos: ricachón, pedante y de gustos extravagantes.
En cierta manera lo logró, aunque, de nuevo, Isaac pudo más que sus palabras suaves.
La oportunidad de los republicanos no está perdida. Mientras la tormenta de Isaac se disipa, los megáfonos de los medios de comunicación volvieron a Tampa Bay.Mitt Romney tuvo otra oportunidad para reconectarse con su base política y persuadir a los votantes indecisos que lo apoyen. Todo está por verse si lo logró .