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Se necesita mas transparencia en programa computarizado para seguir la delincuencia

En esta época de “big data” la actividad de la policía está siendo repensada sobre la expectativa de que un mayor y más profundo análisis de información acerca de delitos del pasado, combinado con sofisticados algoritmos, puede predecir los del futuro, afirma Evgeny Morozov, profesor visitante en la Universidad de Stanford y profesor en la New America.

Esta es una práctica conocida como “patrullaje por predicción” y, aunque sólo tiene unos pocos años de antigüedad, la policía se ha mostrado entusiasmada con ella.

Lo que atrae de la idea del “patrullaje por predicción” es que es mucho mejor prevenir un delito antes de que se produzca, que llegar después y ponerse a investigarlo.

“Es el caso del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD) que está utilizando un software llamado PredPol. Este software empieza por analizar años de estadísticas delictivas previamente publicadas. Luego divide el mapa de patrulla en zonas (aproximadamente 45 metros cuadrados cada una) y calcula la distribución y frecuencia en ellas de anteriores delitos. Finalmente les dice a los agentes qué delitos es probable que se produzcan, y dónde y cuándo van a tener lugar, para que se dediquen a patrullar esas zonas más intensamente”, explica Morozov.

Un estudio de los mapas territoriales de las pandillas y la distribución de la violencia, que se basó en un modelo matemático, proporcionó a las corporaciones policiacas el conocimiento exacto de los lugares de violencia para el despliegue efectivo de las fuerzas del orden. Actualmente, en la ciudad, hay 43 órdenes de restricción en contra de 71 pandillas, a las que se les prohíbe reunirse en ciertos territorios declarados como “zonas seguras”.

En Los Ángeles, cinco divisiones del Departamento de Policía que utilizan el software PredPol para patrullar un territorio habitado por cerca de 1.3 millones de personas han visto disminuir la tasa de criminalidad en un 13%, gracias a la utilización de un sistema computarizado que permite “predecir” los lugares de la ciudad más propensos a la ocurrencia de delitos, afirmó el jefe de policía Charlie Beck.

Su metodología fue inspirada por compañías de internet, señala Morozov. En un artículo publicado en la revista The Policy Chief en 2009 un oficial de alto rango de LAPD elogiaba la capacidad de Amazon para “comprender la singularidad de los grupos en su base de clientes y distinguir sus pautas de compra”, lo que permite a la compañía “no solo anticipar sino también promover o configurar de otro modo su comportamiento futuro”. Así, lo mismo que los algoritmos de Amazon hacen posible predecir qué libros son los que probablemente vayas a adquirir en tu siguiente compra, unos algoritmos similares pueden decirle a la policía con qué frecuencia, y dónde y cuándo, ciertos delitos pueden volver a tener lugar.

El problema, dice Morozov, es que no podemos analizar la acción policial ni examinar los algoritmos, ya que el software para el “patrullaje por predicción” se producirá por compañías privadas, no sabremos qué sesgos y prácticas discriminatorias contendrá, más aún cuando los delitos tienden a producirse en áreas con pobreza y diversidad racial.

En la mayoría de los gobiernos democráticos actuales, la policía necesita de causas probables, de alguna prueba y no sólo de conjeturas, para detener a alguien en la calle y registrarle. Pero, pertrechada con ese software, ¿puede simplemente la policía argüir que los algoritmos le decían que lo hiciera? Y si es así, ¿cómo pueden testificar los algoritmos ante un tribunal?, se pregunta Morozov.

Hay compañías como Facebook que están utilizando cada vez más algoritmos y “big data” para predecir cuáles de sus usuarios podrían cometer delitos. La cosa funciona así, dice Morozov: Mediante el estudio de determinados indicios conductuales -¿escribe el usuario solamente mensajes a menores de 18 años? ¿la mayoría de los contactos del usuario son mujeres? ¿se mencionan palabras clave como “sexo” o “cita”?- Facebook puede, con sus propios sistemas de predicción, marcar a determinados usuarios como sospechosos. Su personal podría luego examinar cada caso y redirigirlo a la policía si fuera necesario.

Facebook reconoce que, al igual que los departamentos de policía recurren a estadísticas delictivas previas, también recurre a archivos de chats reales en busca de señales de malestar.

¿Qué puede ocurrir, entonces, si la policía -antes de que hayamos cometido delito alguno- nos pone a disposición de la justicia?

“Desafortunadamente este sistema (de datos y algoritmos) lo que está haciendo es poner las cosas peor, están atacando a los jóvenes, no les están dando la oportunidad de ir a la escuela o agarrar un trabajo”, mencionó Rodrigo Vázquez, organizador comunitario dentro del grupo de intervención de pandillas Chuco’s Justice Center.

La propuesta de una actuación policial por predicción podría ser real, pero también lo son sus peligros, advierte Morozov, ya que, dados los datos suficientes y los algoritmos adecuados, todos nosotros estamos abocados a parecer sospechosos.

La policía necesita someter sus algoritmos al escrutinio externo y corregir sus sesgos.

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