Lo sigue el escándalo

En menos de seis meses, Humberto Moreira dejó de ser el "Gobernador de la Gente" en Coahuila

Humberto Moreira (i), llora con familiares después de una misa en honor a su hijo, José Eduardo Moreira, en la ciudad de Acuña en el estado mexicano de Coahuila.

Humberto Moreira (i), llora con familiares después de una misa en honor a su hijo, José Eduardo Moreira, en la ciudad de Acuña en el estado mexicano de Coahuila. Crédito: EFE

MÉXICO, D.F.- En menos de seis meses, Humberto Moreira dejó de ser el “Gobernador de la Gente” en Coahuila. No sólo porque dejó el cargo en manos de su hermano Rubén, sino porque desmanteló los programas sociales que montó en su mandato e intensificó en las elecciones donde participaba su pariente.

Las dádivas que llevaban el sello “De la Gente” se evaporaron después de la victoria: monederos electrónicos para los pobres, farmacias, tiendas, zapaterías y comedores se extinguieron cuando el exmandatario se encontraba ya en la Ciudad de México como presidente nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Atrás dejó un polémico mandato (2005-2011) donde la entidad fronteriza se convirtió en el quinto estado más inseguro del país con la presencia de dos cárteles – Golfo y Zetas-, un promedio de tres asesinatos violentos al día y 1835 personas desaparecidas.

Quedó también como uno de los más endeudados: según reveló la Secretaría de Hacienda, Moreira incremento 1,000% la deuda pública al pasar de 24 millones de dólares al inicio de su administración a 2,461 millones de dólares al final de su sexenio, más del doble de la capacidad de pago.

En su momento, el político respondió que las acusaciones del gobierno federal eran parte una estrategia para golpear a su partido porque bajo su dirección ganó las elecciones en el Estado de México, Nayarit, Coahuila, Hidalgo y Michoacán.

El escándalo creció hasta el 2 de diciembre de 2011 cuando finalmente renunció a la presidencia del PRI, justo cuando el partido se encaminaba como favorito para recuperar la presidencia de la República con Enrique Peña.

Desde entonces el exgobernador mantuvo un bajo perfil como activista político. Ayer, durante el velorio de su hijo, exigió “justicia” para el mayor de sus seis hijos que recibió dos balazos en la cabeza. “Son unos desgraciados”, dijo.

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