‘Argo’ de Ben Affleck, es un viaje al cine de los 70 (video)

Ben Affleck dirige y protagoniza 'Argo', un excelente filme de suspenso que lleva al espectador al mejor cine de los años 70

Ben Affleck (der.) da instrucciones al actor Alan Arkin (centro) en el rodaje de la película 'Argo'.

Ben Affleck (der.) da instrucciones al actor Alan Arkin (centro) en el rodaje de la película 'Argo'. Crédito: Warner Bros

Con tres películas en su haber como director, Ben Affleck se confirma como uno de los cineastas más interesantes de su generación.

Repito: Ben Affleck. Cineasta. Un concepto que hasta no hace mucho parecía casi imposible (a pesar de su labor como coguionista de Good Will Hunting, que le valió un Oscar).

Pero tras Gone, Baby, Gone, The Town y, especialmente, Argo, que se estrena hoy y ha sido clasificada R, el protagonista de Armageddon deja claro que su sabiduría cinematográfica a la hora de contar una historia —y contarla bien— es indiscutible.

Un conocimiento de la técnica y la narrativa que, en su caso, bebe de fuentes bien concretas: si en The Town se veían notables influencias de William Friedkin (French Connection) o John Frankenheimer (French Connection II), en Argo su interés deja de lado la acción intrínseca de esos dos realizadores para adentrarse más en el drama intenso que tan bien aplicaron a sus thrillers autores como Alan J. Pakula (All the President’s Men) o Sydney Pollack (The Three Days of Condor).

Una apuesta tan acertada como inteligente a la hora de contar la historia de Argo, que se centra en un rescate de cuatro miembros de la embajada de EEUU en Irán que, en 1979, lograron huir del edificio antes de que este fuera tomado, dando origen a la crisis de rehenes que duró más de un año y que afectó a la presidencia de Jimmy Carter.

Los cuatro se refugiaron en la embajada canadiense y, una vez allí, el gobierno estadounidense se planteó de inmediato su rescate.

Entra en acción el agente de la CIA Tony Méndez (Ben Affleck), quien diseña un plan imposible: crear una falsa productora de cine —liderada por un productor de verdad (Alan Arkin) y un artista en efectos especiales premiado con el Oscar (John Goodman)— con la intención de pretender rodar una película de ciencia ficción en Teherán.

Con el apoyo de su jefe (Bryan Craston) y, a regañadientes, de la Casa Blanca, Méndez se desplaza a la capital iraniana pretendiendo ser un productor y haciendo pasar a los cuatro empleados de la embajada como miembros del fictício equipo de filmación…

El guión de Chris Terrio sigue los pormenores de la historia (que no fue dada a conocer hasta 1997, cuando Bill Clinton desclasificó la misión) con una precisión milimétrica, logrando un extraordinario balance entre el drama y la comedia, el suspenso y la acción.

Su inteligente labor en la redacción de diálogos (atención a los que recitan Goodman y Arkin, una pareja perfecta en la pantalla), es complementada por la elegante puesta en escena de Affleck, secundado, y muy bien, por el director de fotografía mexicano Rodrigo Prieto (Babel), quienes emplean todo tipo de formatos y estilos fílmicos para que cada escenario tenga su propia personalidad.

Argo se convierte, de este modo, en un extraordinario largometraje, que lleva a la audiencia a lo mejor del cine de los años 70, sin fetichismos ni idolatrías innecesarias. La única razón de esa fascinación por ese cine es el contar un relato de la mejor forma posible. Y eso es exactamente lo que hace Ben Affleck.

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