Altas expectativas
El segundo debate entre el Presidente Barack Obama y el retador republicano Mitt Romney se realiza hoy en Hofstra University en Long Island y los expertos esperan ver a un Obama más “energético”, listo para contradecir a Romney y buscando voltear la tendencia hacia el republicano que comenzó tras el primer debate hace semana y media.
El debate de hoy será diferente al primero, y al que sostuvieron los candidatos a vicepresidente, ya que se realizará en el formato de foro en el que el público hará las preguntas.
Este formato puede resultar un problema para los dos candidatos, ninguno de los cuales tiene el estilo personal y empático de un Bill Clinton, explicó David Johnson, asesor republicano de campañas.
“En este tipo de eventos lo que se busca es ver qué capacidad de identificarse con los problemas de los votantes, de los desempleados, de la gente que está en situación difícil por las condiciones del país. Clinton durante un debate similar en los años noventa dijo la famosa frase “siento tu pena” (I feel your pain) y ese será recordado como uno de los momentos que le ganaron la elección”, dijo Johnson.
Al mismo tiempo, el formato de “town hall” o foro con público no se presta tanto como para un debate cara a cara para el enfrentamiento entre los dos candidatos ni para que Obama se cobre alguna de las fallas que cometió en el primer debate, pero eso es exactamente lo que sus partidarios esperan de él: que compense por lo que no hizo en Colorado.
“Obama tiene un mandato de sus votantes: indignarse un poco. Si él sabe que es eso lo que le hace falta, veremos a un candidato diferente al que participó en el primer debate, cuando se mantuvo pasivo y casi ajeno a lo que estaba pasando, ante un Romney mucho más involucrado”, dijo Cristina Greer, profesora asistente de ciencias políticas de Fordham University.
Lo que si no puede hacer es exagerar, añadió Greer. “No puede verse enojado, porque hay público presente y no puede sentirse que se pone agresivo ante la pregunta de una persona del público así que tendrá que jugar correctamente sus cartas”.
La mayoría de los expertos coincide en que más que la substancia de lo que dicen, a menudo estos debates ofrecen una impresión, una imagen, una sensación a los votantes respecto a cómo se vio y cómo se comportó el candidato, más que la plataforma que presentó. Es por eso, dijo Johnson, que lo dicho en el debate, o más bien, la forma en que se dice o luce el candidato suele ser tan importante y por qué el “fact checking” o “revisión de los hechos” que hacen los medios tras el mismo, lo son menos.
“¿Cuánta gente aparte de los fanáticos, los periodistas, los politólogos, están pendientes de la cobertura que analiza los detalles de lo que se dijo en el debate y si era verdad o mentira? La realidad es que el público que mira eso está bien informado, pero la mayoría se queda con la impresión que tuvo durante el evento”, dijo John.
Normalmente, dijeron los expertos, el segundo debate lo suelen ver menos personas que el primero, aunque en este caso muchos podrían sintonizar sólo para ver si Obama despertó de su letargo de la primera vez.
Pero no está claro si el debate ayudará a los indecisos, dijo Greer. “En una hora es difícil llevarse una idea clara de cual es la plataforma de Romney, por ejemplo”, dijo la politóloga. “Es más bien un show de popularidad. Algo así como, quien puede, en una hora, actuar como alguien por quien usted podría votar. Realmente no terminas con un entendimiento mayor de los planes de los candidatos”.
Tras el primer debate, Romney se recuperó de bajos números de popularidad y avanzó en las encuestas. Se espera que Obama se enfoque en esta ocasión a negarle cualquier otro avance al republicano y a defender más activamente su récord y mencionar temas que no mencionó en Colorado.