Bimbala y la cobra

Papeles

En la India, una mujer prefirió casarse con una cobra en lugar de hacerlo con un hombre que es lo usual desde que el mundo es mundo. Sucedió en el estado indio oriental de Orissa.

Si los caballeros las prefieren rubias, Bimbala Das, una mujer india de 30 años, prefirió casarse con una serpiente.

Fue un matrimonio por poder, porque la cobra no asistió a la ceremonia.

Simplemente, explicó la novia, el día previsto para el casorio, la serpiente, una cobra venenosa, no salió del hormiguero donde vive.

A la entrada de la cueva, Bimbala suele ponerle leche, la cobra sale, bebe y regresa a su base. Es la forma de comunicarse que patentaron la novia y el novio.

O la novia, si la serpiente finalmente resulta también del sexo femenino.

Con el rito de la leche que le ponía, fue naciendo el romance que como todo amor, será eterno mientras dure.

Bimbala sostiene que su amor es correspondido porque la cobra jamás la ha picado.

Como la cobra no fue a su matrimonio, los paisanos de la novia pusieron en su lugar, durante la ceremonia, una réplica del animal que tiene mala prensa desde el episodio de Adán y Eva.

Aunque deberíamos estar agradecidos con la serpiente: gracias a una ellas más de siete mil millones estamos contando el cuento.

La boda fue oficiada por un sacerdote que recitaba mantras, o sea, oraciones.El matrimonio contó con el visto bueno de los lugareños.

Fueron ellos, no los padres de la novia como sucede en muchos países, los que pagaron la fiesta del casorio. (Ya que estamos en la era de la igualdad, es hora de que los gastos de la boda se paguen por partes iguales).

Hubo complacencia por el matrimonio debido a que en la India la cobra se considera que trae buena fortuna. Las cobras son veneradas en ese país donde las consideran un símbolo del dios Shiva.

Para completar, según el cable de la agencia Efe que dio la noticia, la mujer de una casta baja, pertenece a una secta vegetariana amante de los animales.

En la India respetan tanto a los animales que si, por ejemplo, a uno lo pica un zancudo, hay que llevarlo hasta la frontera con Pakistán para poderlo matar.

“Estoy muy feliz”, comentó la madre de la novia, o sea, la suegra de la cobra.

Después del matrimonio, la novia se fue a vivir en una casucha, cerca del hormiguero donde vive al reptil al que ahora, cree uno, le tocará levantar la yuca de la familia.

Hace poco, en Bhubaneswar, capital de Orissa, una mujer se casó con un perro.

Esto hace sospechar que fue allí donde Diógenes acuñó la famosa sentencia que hizo famosos a los canes:

– Mientras más conozco a los hombres, más quiero a mi perro.

Ojalá las mujeres de occidente no les dé por cambiar a los hombres por patos, micos, elefantes. Un poco más de respeto, señoras. ¿O así de mal partido somos?

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