EPN pide unidad nacional

Enrique Peña Nieto se coloca la banda presidencial y anuncia su compromiso por combatir el crimen organizado

MÉXICO, D.F.— El presidente Enrique Peña Nieto se colocó la banda presidencial, juró “guardar y hacer guardar la Constitución” ante el Congreso General, gobernadores y sus 160 invitados y arrancó su camioneta blindada con dirección al Palacio Nacional, donde hizo sus primeras trece promesas de gobierno, lejos de los reproches.

Así abogó por la aprobación de la Ley de Víctimas que su antecesor, Felipe Calderón tenía vetada y por la que defensores de de Derechos Humanos pelearon en los últimos dos años. También dijo que buscará que haya un solo código penal, en lugar de los 33 que ahora existen y que fomentan la impunidad.

“La delincuencia no sólo se combate con la fuerza”, resumió para marcar la distancia con la administración que queda atrás, aunque la solución que ofreció no dista de la anterior: prevenir adicciones rescatar espacios públicos y programas sociales.

El mandatario además retomó la idea de extender en todo el país el programa de atención de adultos mayores de la oposición de izquierda que minutos antes lo había abucheado en la Cámara de Diputados.

El recinto de San Lázaro se convirtió por momentos en un campo de batalla entre gritos de protesta y porras de aliento lanzados por legisladores a favor y en contra.

Allá llegó por la puerta principal, a las 11:15 de la mañana, muy de prisa, sonriente y peinado con la mirada a la izquierda para evitar el contacto visual con una gigantesca manta que cubría una pared en la que se leía: “Imposición Consumada, México de Luto”.

A su paso se alzaron una decena de pancartas que recordaban las acusaciones de su otrora rival Andrés Manuel López Obrador: la presunta compra de voto a través de la empresa Soriana y sus vínculos con la televisora más poderosa del país: Televisa.

“Presidente prefabricado”, dictaba alguna.

Peña caminó unos cinco metros hasta la tribuna, donde lo esperaba la banda presidencial, todavía en el pecho de Calderón que también recibió en el pleno los embates de la oposición que le gritó “asesino” entre cruces de madera pintadas de negro en memoria de los más de 60,00 muertos en la lucha contra el narcotráfico.

El mandatario saliente lo abrazo, se quitó la banda y la beso antes de dejarla ir en manos del nuevo presidente que regresa al partido que gobernó México por más de 70 años hasta el año 2000.

Otro ambiente más cálido acogió a Peña minutos después dentro del Palacio Nacional donde siguió su presentación ante empresarios, diplomáticos, amigos y políticos entre los que destacó la reaparición de su otrora rival por la presidencia Josefina Vázquez Mota, del Partido Acción Nacional.

“México ahora está listo para despuntar en el mundo del Siglo XXI”, dijo Peña tras un recuento de los tropiezos del país hasta llegar a la democracia, aunque con rezagos sociales e inequidad.

En ese contexto justificó una “cruzada” de 60 días contra el hambre como parte de sus programas de seguridad social que incluye un seguro de vida para mujeres que encabezan un hogar y adelantó un programa de “austeridad” gubernamental.

Anunció también una nueva era del tren en México, un servicio de transporte que inauguró en el siglo XX el presidente Porfirio Díaz, pero que con el paso del tiempo se volvió obsoleto e inservible. Serán tres rutas entre el Distrito Federal y el vecino Querétaro; otra más de la capital a la ciudad de Toluca (también aledaña) y en el sureste, entre Yucatán y Quintana Roo.

Para la educación prometió una reforma que elimine las viejas prácticas de colocación de maestros por favoritismos y obligarlos a hacer un Servicio Profesional de Carrera Decente, un mecanismo que intentó Calderón con poco éxito en zonas de activismo sindical como Guerrero, Oaxaca y Michoacán.

Peña puso atención especial en la deuda pública de los estados con el precedente que le costó la presidencia del PRI al ex gobernador de Coahuila, Humberto Moreira, quien fue uno de sus promotores políticos.

“Enviaré al congreso un proyecto de Ley Nacional de Responsabilidad Hacendaria y Deuda Pública que pondrá orden”, adelantó al final de sus propuestas, antes de seguir con el protocolo del día.

La salutación a las Fuerzas Armadas fue por la tarde. Salvador Zepeda Cienfuegos y Francisco Soberón se estrenaron como secretarios de la Defensa Nacional y de la Marina con 21 salvas para el presidente, quien pidió “lealtad” a los militares.

“Fortaleza” para ser “los pilares” de la “estabilidad, la paz y la transformación”. “Estamos preparados para enfrentar todo tipo de amenazas para quien pretenda lastimar las aspiraciones de la Nación”, respondió Soberón.

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