Nuevo golpe a la ‘Eme’

Danny Román, miembro de la Mafia Mexicana preso en Pelican Bay, usaba a una pareja para llevar mensajes a las pandillas de LA

En la foto se observa el tatuaje de uno de los miembros de la pandilla Harpys,  quienes recibían órdenes directas de la 'Eme'.

En la foto se observa el tatuaje de uno de los miembros de la pandilla Harpys, quienes recibían órdenes directas de la 'Eme'. Crédito: Suministrada

Estar recluido en el sector de máxima seguridad de la prisión estatal Pelican Bay, en el norte del estado, no le impidió a Danny Román, miembro de la Mafia Mexicana, controlar las actividades ilícitas de más de 13 pandillas del Sur de Los Ángeles, que acataron sus instrucciones al pie de la letra.

A través de su hija y su yerno, Danny Román, alias “Popeye”, ordenó asesinatos, robos, venta de droga, cobro de “impuestos” a bandas y extorsiones a comerciantes del popular Swap Meet Alameda.

Tanto era su poder, que las autoridades llamaron “Imperio Romano” al operativo que, tras dos años y medio de investigaciones, concluyó este jueves con el arresto de 18 personas, a quienes les incautaron 22 armas, 23 libras de marihuana, ocho libras de metanfetamina y otros narcóticos.

Se trata del tercer golpe en apenas cinco semanas a la Mafia Mexicana, un grupo fundado en la década de 1950 y que comandan más de 70 reos en prisiones de California y otros estados. El primer operativo se realizó a finales de octubre en el condado de Orange y el segundo ocurrió hace apenas una semana en el condado de Ventura, pero expertos dudan que ello signifique un impacto fuerte a La Eme.

“Sólo le han quitado una parte a la organización, los pandilleros que obedecían a Román”, explica Eduardo Cordero, experto en pandillas angelinas y la Mafia Mexicana.

Román es apenas uno de los 59 “emeros” que purgan condenas en Pelican Bay. La mayoría de ellos iniciaron sus carreras delictivas en pandillas del condado de Los Ángeles, de acuerdo a documentos del Departamento de Correccionales de California (CDCR) en poder de La Opinión.

Desde sus celdas ellos controlan el tráfico de narcóticos, atracos, homicidios, secuestros y otros delitos. Según reportes oficiales, el grupo está aliado a los cárteles de Tijuana, Sinaloa y Los Zetas.

Solo Román, de 56 años y sentenciado a cadena perpetua por un asesinato en primer grado que cometió en 1984, sembró el terror en el Sur de Los Ángeles sin que nadie lo viera por ahí. Las acusaciones indican que él puso a su hija Vianna Román, de 37 años, y a su esposo, Aarón Soto, de 40, al frente de los negocios ilícitos que realizaban más de 13 pandillas de la zona.

Cada vez que lo visitaban en Pelican Bay regresaban con una lista de peticiones. Los “emeros” suelen usar claves para dar instrucciones y sus familiares suelen ser los intermediarios. “Ellos enviaban las órdenes a la pandilla Harpys –de la cual surgió Román- y estos realizaban las actividades criminales en su territorio”, explicó Benjamin Barrón, del Equipo Especial Antidrogas y Crimen Organizado de la Procuraduría de Estados Unidos.

A finales de la década de 1980, siendo un guardia en la cárcel Old Folsom, Gabe Morales conoció al “Popeye”, quien para ese entonces ya había forjado una mala reputación tras las rejas. “Él es muy violento y los más peligrosos son los líderes”, menciona Morales, quien es fundador de la Asociación Internacional de Investigadores de Pandillas Latinas (ILGIA).

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