Abrirá EE.UU. primer cruce automatizado en frontera con México

Estados Unidos abrirá el próximo 28 de enero, el primer cruce internacional automatizado en su frontera sur, que usará tecnología biométrica para identificar a las personas y autorizará su ingreso desde cientos de kilómetros de distancia.

Abrirá EE.UU. primer cruce automatizado en frontera con México

Abrirá EE.UU. primer cruce automatizado en frontera con México Crédito: Aurelia Ventura / La Opinión

Dallas.- El nuevo cruce internacional computarizado, construido a un costo de 3.7 millones de dólares, conectará un área remota del Parque Nacional Big Bend, en Texas, con la comunidad de Boquillas del Carmen, en el estado mexicano de Coahuila.

La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) acordó su apertura, a mas de un año de que se iniciara su construcción y se solicitaran comentarios de la ciudadanía.

Las autoridades federales determinaron que “estadounidenses y extranjeros no inmigrantes de México, Canadá y Bermuda”, con documentos legales podrán empezar a usarlo un mes después de la publicación de las regulaciones sobre su operación, dadas a conocer el viernes pasado.

Las regulaciones establecen que agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza serán llamados “in situ” de surgir problemas que requieran la intervención humana.

El cruce internacional abrirá en un remoto lugar donde la frontera está delimitada por el Río Bravo, y en el que no existe puente internacional, por lo que el paso de un país a otro se hará mediante el uso de lanchas que serán operadas por un concesionario.

Al desembarcar en territorio estadounidense, las personas deberán pasar por el “Puerto de Entrada” automatizado, en el que agentes aduanales ubicados a cientos de kilómetros de distancia analizarán en forma remota los documentos migratorios.

Estados Unidos opera varios puertos de entrada o cruces internacionales automatizados en áreas remotas a lo largo de la frontera con Canadá, pero este es el primero que operará en la línea fronteriza con México.

De acuerdo con la CBP, la construcción de lo que será la nueva estación de cruce internacional estará concluida en abril o mayo de 2013.

Por lo general, estos pequeños puertos de entrada tienen la apariencia de una caseta del tipo utilizado por los bancos para albergar cajeros automatizados, aunque más grandes.

Las personas ingresan por una puerta y frente a una ventanilla computarizada, siguen los pasos de identificación sometiendo sus documentos migratorios a lectores de barras y sus dedos a escáneres de huellas dactilares.

Una vez que el viajero ha sido plenamente identificado con la ayuda de la tecnología, un guardia aduanal ubicado quizás en El Paso o en cualquier otra oficina de la CBP, autorizará el cruce oprimiendo un botón que abrirá una puerta que dará acceso a Estados Unidos.

Segun la CBP, cámaras de video controladas a distancia permitirán vigilar el puerto de entrada en su totalidad. En caso de que alguna persona intentara eludir el sistema, agentes de la Patrulla Fronteriza que vigilan el área serían alertados.

La estación fronteriza formará parte de un centro de visitantes que vendrá a ser una extensión de los servicios del Parque Nacional Big Bend. Personal del parque estará disponible en el lugar para atender a los visitantes.

El nuevo puerto de entrada permitirá restablecer un flujo de viajeros que quedó interrumpido a consecuencia de las medidas de seguridad asumidas tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Por décadas, los residentes de comunidades como Lajitas y Boquillas en Texas y Boquillas del Carmen, en Coahuila, y de Paso Lajitas y San Carlos, en Chihuahua, cruzaron sin documentos a pie o en barcas el Río Bravo para comprar, asistir a la escuela o acudir al trabajo.

También cientos de turistas estadounidenses que visitaban la zona del Parque Nacional Big Bend pasaban a México a fin de adquirir artesanías o para comer en los pequeños establecimientos ubicados del otro lado de la frontera.

Sin embargo, desde mayo de 2002, tras los ataques terroristas, este tipo de cruces fronterizos informales quedaron prohibidos y se reforzó la seguridad en el área.

Las comunidades de uno y otro lado de la frontera, que se habían desarrollado bajo esquemas de colaboración mutua, quedaron separadas.

Ello obligó a que decenas de residentes de estos pequeños pueblos mexicanos tuvieran que viajar hasta 150 kilómetros para cruzar a Estados Unidos por el más cercano de los puertos de entrada ubicado en Presidio, Texas.

El tránsito de personas por ese remoto sitio se limita prácticamente a los residentes de la zona y a los turistas que se aventuran hasta el extremo sur del parque.

Lo apartado del lugar y su difícil acceso por el lado mexicano desalientan su uso como corredor para el cruce de indocumentados. También las limitadas carreteras existentes en la parte estadounidense y la vigilancia a la que son sometidas, ahuyentan a narcotraficantes.

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