Cura evadió a la justicia
Abusó de indocumentados y los amenazó con entregarlos a las autoridades
Monseñor Peter García es uno de los sacerdotes de la Arquidiócesis de Los Ángeles que nunca fue llevado a la justicia a pesar de que altos jerarcas de la Iglesia Católica sabían de las múltiples violaciones sexuales que cometió durante casi dos décadas.
Expedientes revelados por la Arquidiócesis de Los Ángeles, a petición de un tribunal donde se lleva un caso judicial en contra de un sacerdote pederasta, indican que el padre Peter García mantuvo relaciones sexuales con niños y jóvenes de la iglesia desde que se ordenó como sacerdote en 1966.
“La primera vez que tuvo una interacción sexual con un menor de edad fue poco después de la ordenación”, señala el reporte de un centro de tratamiento en Nuevo México, a donde fue enviado monseñor García tras varios casos de abuso sexual denunciados en 1975, 1980 y 1984, cuando aún era arzobispo el cardenal Timothy Manning.
“Desde entonces ha tenido tal vez de 15 a 17 relaciones con jóvenes en el rango de edad de los 12 años y tal vez los 17 ó 18. Algunas de estas relaciones han durado entre dos y cuatro años, con recurrente interacción sexual que ocurre de forma intermitente… entendemos que muchos, si no es que la mayoría de los menores de edad con los que se involucró, eran inmigrantes indocumentados”, precisa el documento.
El expediente de monseñor García refiere declaraciones que hizo él mismo a los psiquiatras que lo trataron en clínicas de Nuevo México y Maryland.
Un caso que señala el documento sobre el abuso psicológico que cometía el padre García con sus víctimas es la relación que sostuvo con un joven indocumentado durante cuatro años, a quien amenazó de que si decía algo lo deportarían por la influencia que tenía con amigos y abogados.
Monseñor García solía embaucar a los niños y adolescentes que asistían a su parroquia haciéndolos sus amigos, los visitaba en sus casas y una vez que se ganaba la confianza de la familias, pedía permiso para llevárselo de vacaciones o de campamento, donde abusaba de ellos.
Monseñor García, nacido en 1950 en Albuquerque, Nuevo México, se retiró del ministerio católico en 1989 y murió 20 años después, a la edad de 69, sin que se le enjuiciara por los crímenes que la Iglesia Católica ocultó.
Llegó a Los Ángeles, a los 12 años en medio de problemas financieros de la familia que llevaron a su papá a convertirse en un alcohólico. Dos años después ingresó al colegio seminarista Saint Johns, en Camarillo.
El 30 de abril de 1966 fue ordenado sacerdote en la Arquidiócesis de Los Ángeles y durante los próximos nueve años sirvió como párroco asistente en tres iglesias de Los Ángeles: Santa Cecilia, Santa Isabel y Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe; y una más de Monterrey Park: Saint Stephen Church.
Los siguientes nueve años, de 1975 a 1984, fue asignado a otras siete iglesias de la región en Stanton, Glendale, San Gabriel y Los Ángeles. El 6 de noviembre de 1984 fue cuando una tía de tres víctimas reportó a un sacerdote en Washinton D.C. de las relaciones inapropiadas del padre García.
Dos semanas después tuvo que renunciar a la parroquia de San Marcelino y pidió licencia médica, para al siguiente día ser enviado a una clínica de tratamiento en Jemez Springs, Nuevo México. A mediados de 1985 lo asignaron como residente a la parroquia San Miguel, Nuevo México. En de 1987 lo movieron sujeto a restricciones, a la Iglesia de Nuestra Señora de Belén, en ese mismo estado, hasta que en 1987 tuvo que ingresar para otro tratamiento al hospital. Los documentos hechos públicos hace unos días confirman que los altos jerarcas de la Iglesia Católica, tanto en Los Ángeles como en el Vaticano, sabían de múltiples casos de pederastia por parte de sacerdotes, pero no lo denunciaron a los autoridades judiciales.