Expolicía fugitivo Dorner declara la guerra al LAPD
La “guerra” que declaró al Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD) fue el último recurso que Christopher Jordan Dorner consideró para “limpiar” su nombre luego de haber sido despedido de la corporación el 4 de septiembre de 2008.
Lo acusaron de falsear reportes policíacos, pero en el “manifiesto” que publicó el miércoles en su página de Facebook, Dorner asegura que se trató de una represalia por traspasar la llamada “línea azul”, en referencia a un código al interior de la corporación.
Afroamericano de 33 años de edad, Dorner es un exagente del LAPD y teniente naval de reserva que acudió a una escuela primaria cristiana en Norwalk, donde recuerda haber sufrido su primer episodio de racismo, cuando un niño lo llamó con un término despectivo para “negro” en inglés (nigger) en el patio de la escuela.
“Mi respuesta no se hizo esperar y fue no letal. Lo golpee fuerte y rápido con el puño y a patadas. Lloró y lo reportó al maestro. El maestro lo reportó al director. El director le dio un manotazo por usar una palabra despectiva hacia mí y luego, por alguna razón desconocida, me golpeó por haberle pegado [al niño]”, escribió Dorner en su manifiesto.
“Ese día tomé una decisión de vida, de que no volvería a tolerar términos raciales despectivos”, senaló.
Ese episodio de respuesta agresiva de Dorner se repetiría muchos años después, cuando al estar en la academia de policía un par de reclutas, Hemilio Burdios y Marlon Magana (sic), insistían en llamar a los afroamericanos de manera despectiva con la palabra “nigger”.
Dorner tuvo un altercado con esos dos reclutas, lo que obligó a que se llevara una investigación interna y los suspendieron por 22 días, sin embargo el sindicato de policías LAPPL le pagó el sueldo a Burdios y Magana.
El ex policía que declaró la guerra al LAPD expuso que ese tipo de conductas de encubrimiento por acciones racistas y de abuso de la fuerza son comunes en la corporación y relata el caso que llevó a su despido, cuando junto con la sargento Teresa Evans realizaron la detención de un hombre llamado Christopher Gettler, quien padecía de sus facultades mentales y a decir de Dorner, su compañera lo pateó en la cara después de realizado el arresto.
Dorner decidió poner una queja por el incidente, pero según su dicho, las cosas se le revirtieron en las audiencias de la Board of Rights (BOR), ya que los miembros de esa junta eran amigos de la sargento Evans.
“Yo había traspasado su supuesta ‘Línea Azul'”, escribió Dorner porque lo consideraban un soplón.
Uno de esos integrantes de la BOR era el capitán Randy Quan, cuya hija Monica Quan fue asesinada el domingo del Super Bowl en Irvine, junto a su prometido Keith Lwarence, un entrenador de básquetbol de Cal State Fullerton.
Ese fue el episodio que inició la venganza de Christopher Jordan Dorner y que continuó ayer al protagonizar dos tiroteos contra policías, uno en Corona y otro en Riverside, en los que murió un uniformado.
“De lo que se trata es de limpiar mi nombre. Un hombre no es nada sin su nombre”, escribió Dorner en su manifiesto.
El hombre que ha mantenido en vilo a la corporación trabajó para la división de Harbor de febrero a julio de 2006, para luego ser activado por doce meses en el US Navy, donde cumplía como reservista desde abril de 2002.
Al regresar de su destacamento, su asignado de nuevo a la división Harbor por cuatro meses y luego transferido a la división Southwest, donde trabajó hasta el 25 de junio de 2008, cuando fue relevado de sus deberes. A pesar de que su despido fue oficialmente el 4 de septiembre de 2008, Dorner dice que todavía estuvo en la corporación hasta el 2 de enero de 2009.
“Perdí mi posición como oficial comandante de la Naval por culpa del LAPD. Perdí la relación con mi mamá y mi hermana por culpa del LAPD. Perdí la relación con mis amigos cercanos por culpa del LAPD”, expone Dorner en ese largo escrito al que tituló El último recurso.
Los asesinatos de policías se detendrán cuando el LAPD reconozca la verdad, señala Dorner, de que policías son promovidos a puestos de mando o retenidos en sus cargos a pesar de tener antecedentes de violencia, discriminación, abuso de la fuerza y prejuicios raciales.
En su manifiesto asegura que hay policías hispanos que victimizan a personas de su propia raza, quienes son inmigrantes nuevos que no conocen de sus derechos civiles.
“Los llaman ‘wetbacks’ (espaldas mojadas) en su cara y los degradan en frente de sus compañeros policías de otras etnias para de esa forma recibir algún tipo de aceptación de sus colegas. No estoy impresionado. Lo más probable es que sus padres o abuelos fueron inmigrantes alguna vez, pero se han olvidado de eso”.
Y por eso, precisa el manifiesto del sospechoso que ayer permanecía fugitivo, ese tipo de policías latinos, junto a policías blancos, negros y asiáticos que son corruptos o se quedan callados, son blanco de su venganza.