Ecuador: el país que ha construido Correa
Hoy se realizan las elecciones presidenciales en Ecuador y todo parece indicar que el presidente Rafael Correa no tendrá obstáculos para ganarlas. Aquí se analiza el por qué de esa afirmación.
QUITO, Ecuador (AP) — A sus 48 años, el mensajero y trabajador de limpieza Fabián Garzón consiguió lo que siempre había soñado: un departamento propio que está pagando con un crédito hipotecario estatal de 24.000 dólares. Su salario aumentó a más del doble en cuatro años de 200 dólares a 450 al mes, y se regularizó el pago de sus aportes al seguro social, bonificaciones y vacaciones, previstas por la ley.
El crédito le fue otorgado a través de una institución creada por el gobierno de Rafael Correa (2007-2013), que redujo tasas de interés en cuatro puntos porcentuales, flexibilizó los requisitos de aprobación y amplió los plazos de pago de los créditos.
“Trabajé 25 años sin tener casa propia y a esta edad, gracias a Dios, he podido tener una vivienda propia”, dice Garzón cuyo apoyo incondicional al candidato presidente no tiene fisuras.
Al igual que Fabián, miles de ecuatorianos defienden férreamente el legado que el mandatario ha construido en seis años como beneficiarios de becas para estudios en el exterior, subvenciones a casi dos millones de madres solteras, ancianos y familias pobres que reciben unos 50 dólares mensuales, uniformes y útiles gratis para estudiantes y atención médica y medicinas sin costo en hospitales públicos.
Pero la inversión pública, que ha aumentado en más de un 80% en los últimos cuatro años, ha tenido un costo: un enorme crecimiento del estado que no es sustentable en el largo plazo.
“Hay un comportamiento del nuevo rico, se distribuye y así se impacta”, dijo el catedrático e investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Jorge León.
En un informe de diciembre del año pasado, la organización no gubernamental Observatorio de la Política Fiscal dice que desde 2007, cuando Correa llegó al poder, la burocracia estatal creció de 16,000 a 90,000 empleados.
Actualmente, el estado ecuatoriano tiene dos secretarías nacionales, 28 ministerios y siete secretarías de Estado. Durante el gobierno de Lucio Gutiérrez (2003-2005), había tres secretarías y 16 ministerios.
Para sus seguidores, Correa ha construido un país de “esperanza” con una política de inversión social con tono redentor “en un país que había perdido la ruta por la inestabilidad. Poco a poco construyó la imagen de una persona (Correa) que estaba ahí para salvar”, dijo León.
Una esperanza que, según el analista, se ve en las cientos de escuelas reconstruidas o recién hechas, decenas de hospitales habilitados y dotados, un sentido de redistribución de la riqueza y la recuperación del estado como ente regulador que, incluso, ha prohibido a los ecuatorianos beber licor los domingos o estudiar la carrera deseada sino se alcanza el puntaje requerido en la prueba oficial.
“El retorno del estado, el lanzamiento de una agenda amplia de políticas públicas… producen en los ciudadanos la imagen de un estado dinámico, que responde a la demandas de cada uno, cuando estaban acostumbrados a que no haya atención”, dijo Franklin Ramírez, profesor y catedrático de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO.
Correa también recuperó la estabilidad política de un país que tuvo siete presidentes entre 1997 y 2007, tres de ellos derrocados.
Para el experto León, su “capacidad de llegar a la población” a través del “control mediático” ha funcionado pues, como Hugo Chávez, ha creado un culto a su personalidad y una omnipresencia al viajar por todo el país cada semana, acompañado de su gabinete, y apareciendo casi a diario en cadenas de televisión y radio a costa de una millonaria inversión publicitaria.
Ha mitigado la influencia de los partidos de oposición, de la iglesia Católica y de los medios de comunicación a quienes ultraja a diario, como lo han hecho sus homólogos Chávez y Cristina Fernández. Varios periodistas han enfrentado procesos penales por difamación y líderes indígenas fueron procesados penalmente, acusados de sabotaje y terrorismo, al protestar contra la negativa del gobierno de consultarlos respecto a los derechos de acceso al agua de sus tierras y por oponerse a la entrada de grandes empresas mineras al Ecuador en sus territorios ancestrales.
Cifras oficiales destacan a Ecuador como líder en inversión pública en la región, según dijo el ministro de Finanzas Patricio Rivera al programa radial y televisivo “Diálogo con el presidente”, un espacio similar al creado por el mandatario venezolano llamado “Aló Presidente”.
Economista pragmático, educado en la Universidad de Illinois, Correa ha financiado su inversión de tres fuentes básicas: un incremento en la recaudación tributaria; la renegociación de los contratos petroleros con las compañías privadas, y la negativa a pagar la deuda externa, por lo que “nos ahorramos más de 7,000 millones de dólares en flujo”, según el Ministro Rivera.
La autoridad tributaria del país andino, de 14,6 millones de habitantes, impuso severos controles tributarios a toda clase de empresas, a profesionales y ciudadanos del común. Las compañías fueron visitadas por inspectores y auditores y a muchas se les obligó a declarar correctamente sus impuestos. Si no cumplían, una advertencia de cierre siete días pendía sobre los empresarios. Si aun así, las declaraciones de impuestos no se ajustaban a lo solicitado, se amenazaba con cierre definitivo de la entidad.
A los profesionales se les obligó a expedir facturas por sus servicios, algo sin precedente en el país. Al declarar estos servicios deducibles de impuestos, se generó una cultura de denunciar a quien no emitiera su recibo. Incluso, se obligó a los vendedores informales a declarar un dólar al mes en una medida que fue sorpresiva y ampliamente acogida por el gremio.
La renegociación de los contratos petroleros implicó que muchas petroleras dejaran de recibir hasta el 80% del crudo extraído como pago por servicios de extracción. Correa propuso que ese dinero fuera aportado por el gobierno lo que, según cifras oficiales, le otorgó ingresos adicionales al fisco por 2,300 millones de dólares más.
La misma estrategia de investigación y auditorias fue adelantada con las empresas del país para verificar el cumplimiento de sus obligaciones laborales. Visitas, inspecciones, revisiones de nóminas y contratos se convirtieron en la cotidianidad de las compañías.
“Ha mejorado la ocupación plena, con salarios adecuados, horarios completos”, dijo la ministra coordinadora de la Política Económica, Jeaneth Sánchez.
La inversión en dotación de hospitales casi se ha quintuplicado, según el mandatario. Pero los hospitales no dan abasto para atender la demanda y el buen trato de los funcionarios deja mucho que desear.
Durante 2007 y 2012, la ministra Sánchez dice que se redujo la pobreza en un 10% y la desigualdad en 13% mientras que el gobierno dice que ha construido 7,820 kilómetros de vías, otorgado 75,000 créditos hipotecarios, lo que ha generado 95.400 empleos.
Pero Correa no ha podido aliviar una creciente sensación de vulnerabilidad de los ciudadanos a los robos a residencias y a ciudadanos, que crecieron en un 30% en 2012 comparado con 2011.
Los escándalos de corrupción han sido pocos comparados con otros mandatarios ecuatorianos, pero han afectado a un círculo muy íntimo al mandatario y en cuatro años de gobierno, sólo ha enfrentado una crisis nacional cuando en septiembre de 2010 fue víctima de una revuelta liderada por varios policías luego de que intentara recortar algunos de sus beneficios.
Correa llegó al poder en 2007 y fue reelecto para un nuevo período de cuatro años en 2009 cuando una Asamblea Constituyente convocó a elecciones tras la aprobación de una nueva constitución.
Está vez compite por la reelección y parece que no cuenta con obstáculos para hacerse relegir por cuatro años más.