Netanyahu cuenta con menos opciones

Se acerca el plazo previsto para la constitución de otro ejecutivo nacional

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, gesticula en un encuentro con su gabinete, en su oficina de Jerusalén.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, gesticula en un encuentro con su gabinete, en su oficina de Jerusalén. Crédito: EFE

JERUSALÉN, Israel (Notimex).— Benjamín Netanyahu, primer ministro saliente y también aspirante a constituir el próximo ejecutivo nacional en Israel, se va quedando sin opciones tras acercarse el plazo previsto, dependiendo de dos partidos para volver a ser premier.

La realidad que enfrenta el experimentado primer ministro, que encabezó otros dos gobiernos en el pasado, entre ellos el que ahora termina, quedó reflejada en las críticas casi jocosas por solicitar al presidente de la Nación, Simón Peres, que le diera dos semana más.

“Cualquier universitario conoce esta bochornosa realidad: se acerca la fecha final para entregar el trabajo y este no está”, según el analista Nahum Barnea.

“Es ahí cuando se requiere una entrevista con el profesor para pedir prórroga y cuando se empiezan a maquinar excusas: mi abuela murió, me echaron del trabajo, me enfermé… El profesor escucha en silencio sin creerse nada”, argumenta en un paralelismo con la situación que se dio la víspera en la oficina de Peres.

Benjamín Netanyahu, quien venció en los últimos comicios legislativos a finales de enero, debió pedir la prórroga al verse entre la espada y la pared en las conversaciones con los partidos Yesh Atid y Bayit Yehudi, nuevo fiel de la balanza en el espectro político israelí a cuenta de los grupos de ultraortodoxos.

Con 31 escaños entre los dos, los mismos que ganó el Likud Beitenu, sin ellos no será posible crear un nuevo gobierno en el país, que se arrastra en la incertidumbre política desde que Netanyahu anunció por primera vez elecciones anticipadas hace casi un año.

Entonces las canceló por un acuerdo inesperado con la formación centrista Kadima, pero meses después se rompió el pacto y no quedó más remedio que acudir a unas urnas en las que el entramado político israelí se enredó aún más por la equiparación de fuerzas entre los partidos.

Con dos líderes jóvenes y exitosos, Yair Lapid y Nafatlí Bennet respectivamente, Yesh Atid y Bayit Yehudi obtuvieron suficiente poder parlamentario como para arrebatar a los partidos de los ultraortodoxos Yahadut Hatorá y Shas la función de fiel de la balanza, y obligar al líder del Likud Beitenu a pactar con ellos.

“Hace cuatro semanas, cuando el presidente le encargó formar gobierno, no creyó Netanyahu que necesitaría la prórroga, que haría el trabajo en cuestión de días”, explica la periodista Sima Kadmón.

Entonces, el premier israelí valoró que con el apoyo de los ultraortodoxos y de los variopintos partidos de centro podría marginar a Bennet, su ex jefe de campaña entre 2007 y 2008 y con quien acabó enemistado por razones que aparentemente tienen que ver con la problemática personalidad de la mujer del primer ministro Sara.

El éxito de los dos jóvenes políticos, curtidos de la misma madera, fueron el resultado de las luchas sociales de los últimos años, del fenómeno de unos indignados israelíes que hartos de pagar impuestos y prestar años de servicio militar obligatorio ven a los ultraortodoxos como únicos beneficiarios de sus contribuciones.

Con el fin de anular esos privilegios, Lapid y Bennet hicieron piña para bloquear un gobierno en el que los partidos Shas y Yahadut Hatorá interfieran en sus promesas de realizar reformas sociales, dejando a Netanyahu en la estacada.

“Hay quien boicotea a toda una comunidad”, aseguró el primer ministro al presidente para explicarle por qué necesitaba dos semanas más de prórroga y quejándose de que no se debe marginar a los ultraortodoxos por el mero hecho de serlo.

Lapid respondió inmediatamente por facebook que no tiene nada contra ellos pero que no cree que esos dos partidos “puedan estar en un gobierno que haga las reformas que propusimos en la campaña”, por lo que les invitó, con cierta mofa, a permanecer en la oposición “aunque sólo sea esta vez”.

“No son aliados naturales de Netanyahu. Son aliados naturales de quien gana. No ocurrirá ninguna tragedia si en la próxima legislatura se quedan en la oposición”, destacó el líder de Yesh Atid.

En un mensaje de respaldo Bennet prometió cumplir su palabra a Lapid de no facilitar un gobierno con Netanyahu y los ultraortodoxos, dejando al primer ministro en la difícil posición de aceptar sus duras condiciones o volver a las urnas.

Esta última opción es según los expertos una posibilidad inviable para el país, que quedaría sumido “en una crisis política grave”, y para Netanyahu a título personal, que “al parecer no analizó bien el resultado de las elecciones” y “ve como su estrella política se va apagando”.

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