Cuba pierde con Chávez a un aliado vital

Desde el aspecto político hasta el económico, la pérdida de Chávez supone un duro golpe para Cuba

Hugo Chávez junto a Fidel Castro (izq.) cuando el expresidente de Cuba visitó Venezuela en el 2001.

Hugo Chávez junto a Fidel Castro (izq.) cuando el expresidente de Cuba visitó Venezuela en el 2001. Crédito: AP

La Habana – Hugo Chávez, el “delfín” de Fidel Castro en su sueño de unir a América Latina frente al imperialismo, fue para Cuba un socio vital cuyo respaldo y petróleo dieron un respiro a un país que contempla con incertidumbre la desaparición del mandatario venezolano.

La Venezuela de Hugo Chávez fue una tabla de salvación para Cuba tras los duros años del “Periodo Especial” declarado tras la caída del bloque soviético y que sumió a la isla en una grave crisis cuyas secuelas todavía hoy no se han superado.

Los gobiernos de Caracas y La Habana suscribieron en 2000 un importante acuerdo de cooperación bilateral por el que Venezuela suministra petróleo a Cuba y la isla lo paga con servicios médicos, educativos y deportivos, entre otros.

Con Chávez, la isla ha recibido diariamente 100,000 barriles de crudo venezolano y a su vez unos 45,000 cubanos, la mayor parte relacionados con el sector sanitario, secundan en el país sudamericano planes sociales médicos y deportivos.

En los últimos doce años, el gobierno de Hugo Chávez se ha convertido en el principal socio de la isla hasta el punto de que el volumen de intercambio comercial con Venezuela (que se elevó a más de 6,000 millones de dólares en 2010) representa el 40 por ciento del total registrado en Cuba.

Pero esa alianza fue mucho más allá de lo económico porque Hugo Chávez, con su revolución bolivariana, se convirtió en el alumno más aventajado de Fidel Castro: cuando Caracas y La Habana firmaron su acuerdo de 2000, ya el líder cubano destacó el “papel extraordinario” a que estaba llamada Venezuela “en la lucha por la unidad latinoamericana y la de los países del tercer mundo”.

Chávez recogió el testigo de su veterano mentor y al año siguiente propuso la creación de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), un nuevo instrumento de integración regional que nació como alternativa al Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA), impulsada entonces por Estados Unidos.

El ALBA se constituyó definitivamente el 14 de diciembre de 2004 por un acuerdo suscrito en La Habana entre Venezuela y Cuba y en los años siguientes, en un momento en que la región daba un giro político a la izquierda, se sumaron la Bolivia de Evo Morales, la Nicaragua de Daniel Ortega o el Ecuador de Rafael Correa, como miembros más destacados.

Unidos en la economía y en la política, Hugo Chávez y Fidel Castro también lo han estado en las graves enfermedades que ambos han padecido.

Cuando en 2006 Fidel Castro enfermó y delegó el poder en su hermano Raúl fue el mandatario venezolano quien en numerosas ocasiones informaba sobre la evolución del líder cubano (su dolencia se declaró secreto de estado) y quien más aparecía junto a él en las fotografías y vídeos que permitían saber de su recuperación.

Nadie podía imaginar que años más tarde sería el anciano líder de la Revolución cubana quien le devolvería esos favores y atendería a su pupilo cuando, en junio de 2011, se le detectó y extirpó en Cuba el tumor cancerígeno que finalmente acabaría con su vida.

En aquel momento, Chávez conoció la “dura noticia” de su cáncer por boca de su amigo Fidel, quien, según contó el presidente de Venezuela, ya había intuido que su aliado no se encontraba bien incluso antes de detectarle el tumor.

Por su alianza y amistad con los Castro, por el nivel de la medicina cubana y también por el hermetismo que el régimen aplica a estas situaciones, Cuba se convirtió en el “hospital” de Chávez y Fidel en su “médico”: el presidente de Venezuela volvió a la isla en múltiples ocasiones para recibir quimioterapia, radioterapia, someterse a revisiones y operarse hasta cuatro veces.

Y todo bajo la atenta vigilancia del “comandante en jefe”.

La pérdida de Chávez supone un duro golpe para Cuba, que intenta superar la grave crisis económica que arrastra desde hace décadas con el plan de reformas del presidente Raúl Castro para “actualizar” el modelo socialista con medidas que han abierto espacios a la iniciativa privada, aunque de forma muy controlada.

La principal incógnita es si una Venezuela sin Chávez mantendrá ese generoso suministro diario de petróleo a una isla que depende y mucho de esos envíos y que ha fracasado hasta ahora en los intentos de encontrar crudo en la zona marítima que Cuba tiene en el Golfo de México.

Las perspectivas para Cuba ante un panorama sin Hugo Chávez suscitan todo tipo de análisis aunque es generalizada la coincidencia de que ese escenario tendría un fuerte impacto en la isla que algunos auguran similar al que tuvo la caída de la Unión Soviética.

Frente a los que opinan que la ruptura del “cordón umbilical” de Venezuela con Cuba provocaría una “catástrofe de dimensiones extraordinarias”, otros defienden sin embargo que la isla está ahora mejor preparada para resistir ese impacto que en los años noventa.

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