Papa pide paz en el mundo en el Domingo de Pascua
CIUDAD DEL VATICANO. El papa Francisco pidió ayer en su primer mensaje de Pascua de Resurrección como obispo de Roma que reine la paz y deploró los interminables conflictos en el Medio Oriente y la península coreana tras oficiar misa ante más de 250,000 personas en la Plaza de San Pedro, adornada de flores.
Francisco compartió el entusiasmo de su rebaño con motivo de la resurrección de Jesús tras su crucifixión. Al término de la misa, Francisco recorrió brevemente en el papamóvil una sección entre la multitud jubilosa, besó bebés y acarició niños en la cabeza.
Un admirador del Papa y del equipo de fútbol del que es seguidor el Romano Pontífice en Argentina, San Lorenzo de Almagro, insistió en que Francisco recogiera la camiseta que agitaba del equipo. Francisco, quien se veía contento, tomó la prenda por un momento en medio de la multitud que lo aclamaba.
Desde el comienzo de su papado el 13 de marzo Francisco ha repetido en múltiples ocasiones su preocupación por los pobres y el sufrimiento de la gente como tema central de sus mensajes y el discurso que pronunció por motivo de la Pascua de Resurrección desde el balcón de su estudio que domina la Plaza de San Pedro fue un reflejo de sus deseos de paz y justicia social.
Ese lugar es el mismo desde el que fue presentado al mundo el 13 de marzo como el primer Papa latinoamericano poco después de su elección al cargo.
El obispo de Roma deseó que la expresión “felices Pascuas” pueda llegar a “cada casa y cada familia, especialmente donde el sufrimiento es mayor, en los hospitales, en las cárceles”. Francisco rezó para que Cristo ayude a la gente a “cambiar el odio por el amor, la venganza por el perdón”.
En su discurso, que pronunció despacio y con voz suave, definió la Semana Santa como el “éxodo, la travesía de los seres humanos desde la esclavitud, el pecado y el mal a la libertad del amor y la bondad”.
Al igual que sus predecesores pidió a israelíes y palestinos que “ante sus dificultades para encontrar el camino hacia un acuerdo” tengan el valor de reanudar las negociaciones de paz y poner fin al conflicto que “ha durado demasiado”. Y sobre los dos años de guerra civil en Siria Francisco preguntó: “¿Cuánto más sufrimiento debe haber antes de una solución política?”.
El Papa mostró asimismo su deseo de que reine el “espíritu de la reconciliación” en la península coreana, donde Corea del Norte afirmó haber entrado en “un estado de guerra” con el Sur. Lamentó además la violencia en África, donde condenó la toma de rehenes por parte de terroristas así como la lucha en Malí y las guerras en la República Democrática del Congo y en la República Centroafricana, conflictos que han desplazado a numerosas personas.
Francisco, el primer Papa de extracción jesuita lamentó que el mundo siga “dividido por la codicia que busca la ganancia fácil, herido por el egoísmo que amenaza la vida humana y la familia, el egoísmo persistente en el tráfico de personas, la forma más amplia de esclavitud en este siglo XXI”.
El papa adoptó su nombre por San Francisco de Asis, un personaje medieval que renunció a la riqueza para pregonar la palabra de Cristo entre los desposeídos.
Antes, Francisco, con vestimenta color crema, ofició misa en la explanada frente a la basílica, en un altar protegido por un toldo blanco. En el lugar, el papa inclinó frecuentemente la cabeza en un tipo de reflexión silenciosa.
El sol se asomaba a veces entre las nubes al tiempo que flores multicolores adornaban la plaza en Roma, donde el frío del invierno ha aplazado el florecimiento de muchas de ellas.
Alegraban el escenario las forsitias amarillas y lilas blancas, combinadas con colores lavanda y rosa de azaleas, rododendros, glicinias y otras plantas colocadas en macetas.
Francisco agradeció a los floristas de Holanda la donación de las flores. El pontífice recomendó a la gente que den paso al amor para que transforme sus vidas: “permitan que floreen esos lugares desérticos en nuestros corazones.”
El papa no leyó una lista de saludos cortos en 65 idiomas que había preparado el Vaticano con motivo de la Pascua de Resurrección.
El Vaticano no dio explicaciones y dijo que al menos por ahora el nuevo papa se siente cómodo con utilizar el italiano, idioma habitual en la Santa Sede.
Francisco también destacó su papel como pastor de su rebaño y que como Obispo de Roma, el italiano sería la lengua que utilizaría.
El pontífice improvisó sus palabras de despedida ante la multitud. Repitió sus saludos de Semana Santa a aquellos “que han venido de todo el mundo a este plaza, ubicada en el corazón del cristianismo” así como a todos aquellos “que se han enlazado con la tecnología moderna”, en referencia a la cobertura del acto por televisión y radio y a las redes de socialización.
Francisco dijo que recordaba en especial “a los más débiles y los más necesitados” y que oraba para que toda la humanidad sea guiada por “el camino de la justicia, el amor y la paz.”
En otro aspecto que rompió una tradición de Semana Santa, Francisco no se tomará un descanso tras estas fechas en el palacio veraniego vaticano de Castel Gandolfo, en las colinas al sureste de Roma.
El recinto de descanso está ocupado por su predecesor Benedicto XVI, quien se dirigió a ese lugar en las últimas horas de su papado, que concluyó el 28 de febrero. Benedicto XVI se convirtió en el primer papa en 600 años que renuncia al cargo. Regresará después al Vaticano una vez que esté listo el lugar en el que vivirá en un convento.
Francisco ha declinado hasta la fecha utilizar el apartamento que utilizó Benedicto XVI en el Palacio Apostólico y cuyo estudio da a la Plaza de San Pedro.
Francisco continúa en el hotel vaticano donde se alojó a principios de mes con otros cardinales que participaron en el cónclave secreto para elegir al sucesor de Benedicto XVI.
Aunque Francisco ha comenzado a imprimir su sello en la Iglesia, ha puesto en claro su escaso deseo de adoptar la pompa y el boato asociados habitualmente con su cargo.