Interviene por migrantes
Solalinde se pronuncia sobre inmigración y un México 'peligroso'
“Las amenazas siempre siguen”, indicó ayer el Padre Alejandro Solalinde en entrevista con La Opinión casi como restándole importancia a las amenazas contra su vida, las que ha recibido como consecuencia de su trabajo en defensa de los migrantes y que hicieron que en mayo pasado tuviera que salir temporariamente de México.
“Toda mi vida he estado amenazado”, señaló. “Tengo cuatro policías que me protegen, pero de nada me van a servir, si es que realmente quieren matarme. Han matado a generales y funcionarios que tenían hasta ocho agentes. Mi vida está en manos de Dios”, confió el religioso de 68 años de edad.
“México es aún un lugar peligrosísimo en el que siguen secuestrando y abusando a los migrantes”, comentó Solalinde. “La violencia va de la mano con los intereses de los carteles y de los funcionarios públicos”.
El religioso dijo que el secuestro de migrantes centroamericanos se ha convertido en una “industria del cachuco”, en la cual tratan al migrante centro y sudamericano como si se tratase de un objeto.
“Es importante determinar quiénes son los que controlan la frontera, si es el Gobierno o los cárteles”, señaló.
“Los gobiernos disminuyen todo en los papeles y en las cifras. No es verdad que la violencia haya disminuido, como dicen. En realidad, han incrementado las redadas y las desapariciones de migrantes y se han roto los récords de migrantes arrestados. La situación está cada vez peor. Estamos hablando de una zona empobrecida, donde no hay trabajo y ha aumentado la violencia social. Para colmo, han aumentado los desastres naturales. Pareciera que la naturaleza se ha ensañado con América central”, comentó.
El secuestro de cada migrante centro y sudamericano les reporta ganancias a los cárteles de entre 1,000 y 5,000 dólares. Según la Comisión Nacional de Derechos Humanos, entre abril y septiembre de 2010 se registraron 11,333 secuestros de migrantes, aunque estiman que las cifras pueden ser aún mayores.
Los migrantes son secuestrados y deben proveer el número de teléfono de sus familiares en otros países a los que se les piden altos rescates. Aquellos que no dan un teléfono son asesinados en el acto.
“El problema de la migración actual es sistémico”, explicó. “No se trata solo de la salidita de algunos, sino que es resultado de un sistema que está produciendo países muy muy pobres. Es necesario encontrar una solución, porque, si lo dejamos pasar, va a traer más problemas futuros”.
El Padre, quien siete años atrás abrió un albergue para migrantes centro y sudamericanos en Ixtepec, está recaudando fondos para reabrir un refugio en Tultitlán.
“Toda la vida ha habido migración, en todas partes del mundo, pero en este momento, no estamos hablando de la migración como fenómeno, sino como un acontecimiento histórico muy importante”, agregó.