¿Cómo gobernará Maduro?
Existe un interrogante sobre los primeros pasos del ganador de la elección presidencial
Venezuela
Nicolás Maduro ha denunciado que la oposición viene siendo instrumentada por Washington para desestabilizar al país siguiendo la receta de lo que hicieron en Libia o Siria, ha comparado a Henrique Capriles con Hitler a quien denuncia de estar preparando un cuartelazo o un auto-atentado.
Maduro es una persona que no ha tenido experiencia como candidato en una competencia electoral a nivel nacional y quien no se benefició del hecho de que Chávez hubiese preparado su relevo, tal y cual Lula hizo con el PT brasileño al no postular a un tercer mandato para apuntalar a su ex ministra Dilma Rousseff.
En el poder Maduro podría sorprender y hasta buscar una reelección, tal y cual ha pasado en Colombia con el caso de su actual presidente Juan Manuel Santos quien inicialmente estaba bajo la sombra de Álvaro Uribe.
Gran parte del futuro del nuevo gobierno depende de que los precios internacionales del petróleo se mantengan altos, de que las economías latinoamericanas sigan creciendo y de que EE.UU. se mantenga distraído en aventuras militares en el Viejo Mundo.
A estas alturas no se puede pronosticar claramente cuál será el futuro del PSUV, pero es difícil que siga el camino de los partidos de las tres revoluciones violentas antiimperialistas latinoamericanas: el PRI mexicano, el PC cubano o el MNR boliviano. El primero gobernó ininterrumpidamente México durante dos tercios de siglo alternando cada sexenio con un nuevo presidente de sus propias filas; el segundo instauró un monopolio del Estado y de la economía a cargo de un partido único y el tercero se atomizó haciendo que su fundador Víctor Paz Estenssoro fracasara al querer un tercer mandato, fuese depuesto militarmente en 1964 y luego se convirtiese en el Thatcher boliviano que en 1985 volvió a palacio para revertir todas las reformas que él inicialmente decretó en 1952.
El PSUV no va a recorrer el sendero cubano. También difícilmente pueda mantenerse décadas en el poder con distintos presidentes sexenales o se atomice y desintegre como el MNR boliviano.
La ‘revolución bolivariana’ quedará ahora bajo la presión de quienes desde su interior buscarán radicalizarla o apuntar a una mayor democracia interna dentro del PSUV y de las ‘asambleas populares’ y de quienes crean que se debe buscar una reconciliación con la revigorizada oposición de derecha y sus patrocinadores externos.
Una probabilidad es que el PSUV siga el camino de los socialistas escandinavos de hacer un capitalismo democrático social y ser un partido que gobierne cierto tiempo extenso a su nación pero que luego se vaya social-democratizando o permita ser depuesto electoralmente por una nueva fuerza de centro-derecha, la misma que el joven Capriles quisiera llevar ahora o más tarde al poder.