Chavismo manipula muertes en Venezuela

El chavismo ha manipulado muertes para acusar a Capriles

Varios cientos de venezolanos en la Plaza de Colón, en Madrid, para demostrar su apoyo a Henrique Capriles.

Varios cientos de venezolanos en la Plaza de Colón, en Madrid, para demostrar su apoyo a Henrique Capriles. Crédito: EFE

CARACAS, Venezuela.— El mundo despertó el martes pasado con las noticias de violencia opositora que llegaban desde Venezuela. Un “baño de sangre” provocado durante las protestas y múltiples acciones “salvajes” contra ambulatorios, centros de alimentación y sedes del chavismo.

El oficialismo se lanzó en tromba a acusar a Henrique Capriles de estar detrás de estos hechos violentos. Maduro le calificó de “asesino” y su aparato propagandístico clamó por las “víctimas del fascismo”.

Como suele suceder en la Venezuela del surrealismo mágico, la verdad es otra. El último ejemplo se vivió ayer, durante la toma de posesión, cuando Nicolás Maduro denunció “el ataque fascista” contra una médica cubana en Upata, pueblo del oriente venezolano. El diputado opositor Américo D´Gracia había investigado previamente el incidente: “Yairi Ortega no fue atacada en el CDI, sino en una urbanización por otra mujer, algo estrictamente personal”.

El chavismo ha rendido honores a los “ocho héroes y mártires de la Revolución”, muertos entre lunes y martes. Las investigaciones de la oposición y medios independientes han confirmado distintas contradicciones en el relato oficial.

El caso más emblemático ocurrió en La Limonera, un barrio del municipio caraqueño de Baruta, gobernado por la oposición. El carpintero José Luis Ponce, militante del PSUV, acudió en la noche del lunes en su moto a un llamado revolucionario para defender el CDI de Piedra Azul, “que estaba siendo incendiado”, según le informaron. Con varias decenas más de sus compañeros, confirmaron que nada pasaba y decidió volver a su hogar, llevando en la parrilla de su motocicleta a Rosiris Reyes. En el camino, una hora y media después, fueron tiroteados desde una camioneta aparcada, provocándoles la muerte.

El alcalde Gerardo Blyde anunció al país que el presunto asesino fue detenido en Maracay gracias a una operación conjunta de su policía municipal y el cuerpo de investigaciones del estado. Se desconocía el móvil del doble homicidio, pero de momento los hechos desmentían al Gobierno: no se trató de un enfrentamiento con “grupos de la oposición” ni sucedió cuando defendían el CDI de un ataque que nunca existió.

Precisamente estos CDI con médicos cubanos han estado en el ojo del huracán. Según el Gobierno, varias decenas habrían sido atacados. “He ordenado una investigación y hemos comprobado que es falso”, se defendió Capriles. Medios locales han confirmado la otra falsedad gubernamental: la gran mayoría siguen indemnes.

La familia del tercer “héroe” del chavismo también desmiente al Gobierno. José Bastardo no fue tiroteado en Sucre cuando celebraba la victoria de Maduro, sino todo lo contrario, durante la cacerolada opositora. Él también protestaba.

En el cuarto homicidio, un vídeo desmonta la explicación oficial. El Gobierno afirma que Luis Polanco, militante del PSUV, murió tiroteado durante una protesta estudiantil en Zulia. Pero en una grabación, encontrada durante la investigación por El Nacional, se ve a hombres desde el interior de una camioneta disparando a los universitarios y a la Guardia Nacional respondiendo al ataque. En ese intercambio de disparos murió Polanco.

Sobre la quinta víctima, Henry Rangel, natural de Anzoátegui, más dudas. El Ministerio de Seguridad mantiene que el joven recibió ocho disparos en la espalda, pero no existe ninguna prueba independiente de que sea así. Tampoco el modus operandi apoyaría la información de Reverol. “La derecha quiso dar un golpe de estado. Gracias a héroes como mi Henry no pudo”, afirmó la viuda, María Rondón, tres recibir la Orden Libertador.

Hay que recordar que sólo en el cierre de campaña de Maduro murieron 6 personas, dos de ellas tiroteadas, sin que se halla investigado. Venezuela es el segundo país más violento del planeta: más de 21 mil homicidios se registraron en 2012, según el Observatorio Venezolano de la Violencia.

La oposición insiste en que nada tiene que ver con estos crímenes, incluso aportó un vídeo en Anzoátegui, tomado en el momento en el que una sede del PSUV ardía bajo la atenta mirada de una decena de uniformados de rojo y ante la presencia de la policía. Uno de ellos echaba gasolina al fuego.

Táchira fue escenario del sexto y séptimo homicidios. Leonardo Vera murió baleado durante la fiesta de los seguidores de Maduro. “En este caso estamos por determinar el móvil”, contradijo la Policía al Gobierno. La segunda víctima es el agente Keler Guevara, asesinado el lunes de la “orgia de sangre” denunciada por el Gobierno. “Los funcionarios han identificado a los responsables del crimen y trabajamos el móvil pasional”, declaró la Policía.

En cambio, desde el Gobierno se ignoraron otras muertes, atribuidas a sus radicales. Dos jóvenes murieron y seis resultaron heridos en Caracas y Valencia durante las caceroladas opositoras. Vecinos atribuyen los ataques a “motorizados con los rostros cubiertos con camisetas rojas”.

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