Villaraigosa se alejó de la comunidad inmigrante en LA

Aunque puso en marcha algunas iniciativas que beneficiaron a los indocumentados, algunos expertos aseguran que no hizo bastante por ayudar a los inmigrantes

En 2006, activistas pedían frente al Ayuntamiento de LA respetar los derechos de los inmigrantes.

En 2006, activistas pedían frente al Ayuntamiento de LA respetar los derechos de los inmigrantes. Crédito: J. Emilio Flores/La Opinión - / Archivo

Antonio Villaraigosa, el primer alcalde latino de Los Ángeles en un siglo, no titubeó al hablar a favor de la reforma migratoria en distintos estrados y diseñó un plan para otorgar credenciales a indocumentados, pero jamás pidió al gobierno federal cesar las deportaciones y se alejó de sus raíces.

Ese es el sabor de boca que deja el gobierno de Villaraigosa a líderes de clubes de mexicanos, catedráticos, activistas y funcionarios electos de origen hispano que han sido consultados por La Opinión.

“Siempre estuvo presente en apoyo de las comunidades de inmigrantes”, afirma Antonio Bernabé, organizador de la Coalición Pro Derechos de los Inmigrantes de Los Ángeles (CHIRLA), refiriéndose a su impulso en todos los ámbitos a la legalización de 11 millones de indocumentados en este país.

A decir de Raúl Hinojosa, catedrático de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), el histórico triunfo de Villaraigosa en la elección por la alcaldía de 2005 —y su continuidad en un segundo período que concluye el próximo 30 de junio— “fue muy importante en la transición de una comunidad olvidada, en las sombras, que encontró su voz —en cierta medida— por tener un alcalde latino”.

Villaraigosa canceló decomisos de vehículos a los conductores sin licencia

Algunas iniciativas de Villaraigosa que beneficiaron a los sin papeles fueron la cancelación de los decomisos de vehículos por 30 días a los conductores sin licencia y que la Policía dejara de referir a los indocumentados detenidos por delitos menores a la Oficina de Control de Inmigración (ICE).

Pero hay quienes afirman que él detuvo sus planes porque lo maniataron las leyes federales. “Quizás todos los días estuvo frustrado porque no pudo hacer más”, dice Antonio González, presidente del Instituto William Velasquez

“No hizo el mismo tipo de activismo al de antes de ser alcalde porque ya tenía responsabilidades”, agrega por su parte el profesor emérito de Cal State LA, Jaime Regalado.

Al activista Ron Gochez le sorprende que parte del legado de un alcalde de descendencia mexicana sea haber permitido miles de deportaciones y el decomiso de muchos vehículos a los sin papeles (la nueva política se implementó en el séptimo año de su mandato).

“Hasta el sheriff [de Arizona, Joe] Arpaio ha de tener celos del número de deportaciones que vemos en Los Ángeles. Jamás vimos al alcalde frente a una cámara pidiendo un alto a las deportaciones”, señala.

Al tiempo que el Consejo de Federaciones Mexicanas (COFEM), la organización de oriundos de México más grande de este país, reclama que la última vez que tuvo una reunión “cercana” con Villaraigosa fue cuando era candidato a la alcaldía, en 2005.

“Cuando fue electo sentimos el alejamiento”, comenta su vocero Francisco Moreno, quien recuerda la fallida promesa de continuar con la Oficina de Asuntos de Inmigrantes, algo que ocho años después hará su sucesor, Eric Garcetti. “Nos falló Antonio Villaraigosa, esa es la mera verdad”, dice.

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