Autos chinos ¿oportunidad o amenaza?
El sector automotriz está compitiendo en otros sectores además de la velocidad y alta tecnología: mercados emergentes, precios de hidrocarburos, y apoyos locales son algunas fortalezas que nuevas marcas aprovechan.
Desaceleración económica en los antiguos motores económicos del mundo, problemas ambientales, altos precios de hidrocarburos, desarrollo de mercados emergentes y la incorporación de nuevas tecnologías están definiendo una nueva etapa en el sector automotriz.
Las ventas automotrices en Japón siguen estancadas y en Europa registraron el año pasado el menor nivel desde 1995.
Pero existen otros mercados en los que se tiene una visión más promisoria.
En Estados Unidos las ventas de autos vuelven a mostrar una tendencia al alza y en China y otros mercados emergentes se observa un importante crecimiento en los años por venir.
Se espera que las ventas automotrices en el gigante asiático pasen de 19 millones de unidades colocadas en 2012 a 31 millones hacia 2020, debido al crecimiento del poder adquisitivo de su enorme población. En el mundo se espera alcanzar los 120 millones de ventas anuales en 2020. La visión de los fabricantes de autos sobre los mercados emergentes es que tienen mucha gente y pocos coches. Un reporte de The Economist señala que en Europa Occidental hay un automóvil por cada dos personas, mientras que en China esta proporción es sólo de uno por cada 20 y en India de uno por cada 40.
Por ello, muchas empresas comienzan a establecer armadoras en mercados emergentes e incursionan en otros relativamente olvidados como Turquía, Indonesia y África Subsahariana. En la medida en que los consumidores chinos y de otros mercados emergentes tengan más dinero para adquirir autos más costosos, los productores de vehículos caros se beneficiarán. A su vez, los fabricantes de vehículos en masa enfrentarán una mayor competencia y reducción de precios. De estos últimos, los más grandes y eficientes como Volkswagen y Toyota llevarán la delantera y el resto buscarán permanecer a flote mediante alianzas.
El crecimiento de la industria automotriz en China podría representar una amenaza para el resto de los productores; pero el crecimiento de la economía en ese país ha significado que se prefieran los autos importados sobre las marcas locales, por lo que el desarrollo de las empresas chinas no ha sido el esperado. La participación de mercado de las marcas chinas cayó de 30% en 2009 a menos de 26% en 2012. Es un mercado muy, muy competitivo, con adoración a lo extranjero.
El Salón del Automóvil de Shanghai, que se presenta cada dos años, se ha catapultado como uno de los más prominentes del sector, especialmente después de que China sobrepasó en 2009 a Estados Unidos como el mayor mercado automovilístico en número de vehículos vendidos.
Cada vez que An Fu Ford, una concesionaria de autos de la ciudad del oeste de China de Chongqing, vende un vehículo, los empleados disparan un cañón de confeti, inundando la playa de estacionamiento de coloridos trocitos de papel. Hay mucho papel que barrer por estos días. Las ventas de autos en el oeste de China crecen dos veces más rápido que en las ricas ciudades costeras del país. Ese crecimiento ha llevado a las automotrices extranjeras –impulsadas por el gobierno de Pekín a “Ir al Oeste”- a apresurarse a aumentar la producción en una zona donde pueden incrementar rápidamente las ventas, pero donde los márgenes probablemente se reduzcan en la medida que venderán a compradores de menores recursos.
Las empresas chinas iniciaron su producción mediante asociaciones con compañías extranjeras y se esperaba que se independizaran una vez que adquirieran las habilidades para fabricar carros con estándares internacionales. A la fecha, no han podido producir en China automóviles sin la asociación con empresas extranjeras y la mayor parte de la producción automotriz es de marcas americanas, europeas, japonesas o surcoreanas.
En Chongqing, una enorme metrópoli del interior a veces llamada la Chicago china, Ford Motor Co. está ampliando las instalaciones que inauguró con un socio local en 2001. Para mediados de esta década, Chongqing será el mayor complejo de producción de la automotriz con sede central en Dearborn, Michigan, con tres plantas de montaje capaces de producir un total de más de 1 millón de vehículos por año.
General Motors Co., líder del mercado, y sus socios chinos en una empresa conjunta planean abrir en 2015 en Chongqing una planta de US$1.000 millones que fabricará 400.000 automóviles anuales. Este año Suzuki Motor Corp. de Japón inaugurará una fábrica de US$770 millones, la segunda que tiene en la ciudad, que duplicará su capacidad a 500.000 vehículos por año.
Según expertos, la riqueza necesaria para poder comprar autos está ahí y se está comenzando a extenderse por todo China como un tsunami. General Motors prevé invertir por lo menos US$11.000 millones en China entre 2013 y 2016, añadiendo cuatro plantas de montaje y elevando la capacidad un 30% a 5 millones de vehículos.
El mercado occidental es muy distinto del de la costa este deChina, que es más rica. Los sedanes de lujo que recorren las avenidas de Shanghái y Pekín no son un espectáculo común en las ciudades occidentales como Chongqing, Chengdu o Guiyang, capital de la provincia sudoccidental de Guizhou. Uno de los principales retos de esta industria es el ecológico y la necesidad de desarrollar automóviles que impacten menos al ambiente y a la vez cumplan con las regulaciones internacionales en la materia, cada vez más estrictas.
Por ello, la industria está también enfocada en generar materiales más livianos, motores más eficientes y fuentes de propulsión que signifiquen una ventaja para el consumidor. Los automóviles de baterías han probado ser muy caros y su rendimiento bajo, los biocombustibles tienen pocas emisiones de bióxido de carbono, pero su producción implica competencia por las tierras en las que se producen alimentos.
Inicialmente la estrategia de las compañías chinas era construir plantas de ensamblaje en México, para poder entrar sin aranceles al mercado estadounidense en virtud del NAFTA, pero la crisis financiera les obligó a reconsiderar sus planes. Ahora que las compañías chinas como Chery y JAC Motors quieren seguir los pasos de Hyundai o Kia y convertirse en marcas globales, han comprendido que el mercado automotriz en la región les puede ayudar a lograrlo.
Las marcas chinas llegaron hace relativamente poco a América Latina, pero se han hecho un nicho en tiempo récord. En Perú, donde las ventas de vehículos nuevos crecieron un 54% en 2010, los autos chinos cuentan ya con 12% del mercado y podrían alcanzar el 15% este año. Se estima que habría 96 fabricantes chinos en el país andino, que firmó un tratado de libre comercio con Pekín en 2009. En Chile, que también firmó un TLC con el gigante asiático, se han hecho con 7% del mercado. Además, han aumentado sus ventas en un 36% en Colombia y siguen ganando terreno en Bolivia, Paraguay y Uruguay.
En Brasil, el cuarto país en ventas a nivel mundial, los fabricantes chinos ya tienen el 3,3% de un mercado que tradicionalmente han dominado Volkswagen y Fiat, y siguen creciendo. El gobierno brasilero, preocupado porque un alza en las importaciones de carros asiáticos pudiese significar una pérdida de empleos a nivel local, anunció en septiembre un incremento en el Impuesto sobre Productos Industrializados, elevando en un 30% adicional el gravamen sobre coches que no sean producidos en un 65% en el Mercosur o en México. De este modo, el valor de los vehículos chinos aumentó hasta en un 28%.
Serán los automóviles Chinos una amenaza para la industria Estadounidense como los fueron los japoneses y Coreanos. Todavia no hay tantos autos chinos por este país. Algunos aspectos de seguridad y contaminación los restringen. Pero que pasara si lograr cruzar esas barreras ? El tiempo lo dirá.