En las redes sociales

A veces la lectura de los "twitts" se vuelve entretenida.

A veces la lectura de los "twitts" se vuelve entretenida. Crédito: Archivo / AP

Sociedad

Recientemente me involucré más activamente en la red social Twitter. Los ciudadanos comunes comentamos y analizamos, y algunos “gritan” y vociferan a través de estos pequeños mensajitos de ciento cuarenta palabras.

Y el ciudadano común tiene todo el derecho de escribir lo que se le venga en gana. A veces la lectura de los “twitts” se vuelve entretenida. Pero el entretenimiento se multiplica cuando los pequeños editoriales son escritos por nuestros políticos y representantes.

Con ocasión del desafortunado incidente diplomático ocurrido a Evo Morales, presidente de Bolivia,me dí a la tarea de leer los mensajes del Presidente de Ecuador, Rafael Correa (@mashirafael), y de la Presidenta de Argentina, Cristina Fernandez de Kirchner (@CFKArgentina). El primero, como auto proclamado líder de la izquierda latinoamericana asumiendo la defensa del mandatario boliviano, con una verborrea sentida y llena de adjetivos altisonantes; y la segunda, narrando a sus seguidores con una prosa y una retórica emotiva casi al estilo de las novelas de Corin Tellado, los acontecimientos que iban ocurriendo al paso de las horas.

Y no puedo menos que preguntarme: ¿ Son acaso las redes sociales los asesinos silenciosos de la cordura que debe mostrar un estadista?

No me opongo a que los mandatarios de los países amigos del régimen del presidente Morales presenten una protesta válida sobre lo que le ocurrió al titular boliviano, pero para eso existen las vías diplomáticas. Es cierto, que la “palabra fácil” que sale de las bocas, o más bien de los dedos de nuestros presidentes populacheros a través de las redes sociales, les ayudan a crear una conexión con sus seguidores y a aumentar su popularidad, pero a que precio?

Y todo va de la mano con una diplomacia que parece que ha perdido los libros. Al menos, en el caso de Ecuador, vemos que en las últimas semanas se han cometido gruesos errores. Y los errores de la diplomacia ecuatoriana parten de lo que ha sido un error conceptual del Presidente Correa en su administración. A los funcionarios se los elije no por su capacidad o experiencia, sino por el grado de lealtad al “Mashi”.

El Ministro de Relaciones Exteriores de Ecuador, Ricardo Patiño es un destacado economista, con una hoja de vida muy respetable, pero cuya experticia en materia de relaciones exteriores ha sido desnudada una y otra vez desde que asumió sus funciones.

El haber permitido que el asilado Assange fuera quien dictara la posición ecuatoriana sobre el caso Snowden, al punto que se otorgó un salvoconducto, que luego el gobierno de Correa desconoció; la apresurada renuncia a la ATPDEA en nombre de la tan manoseada “soberanía”, y ahora el teatro mediático de un supuesto micrófono en la embajada ecuatoriana, al puro estilo de Cantinflas en Su excelencia“, son sólo unos pocos ejemplos de una diplomacia que se está usando para fines políticos internos y no para posicionar a Ecuador como un país serio y respetable en el contexto internacional.

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