Polémica por Napolitano

Mientras la designación de Janet Napolitano como presidenta del sistema de Universidades de California (UC) desató una fuerte polémica, su salida del Departamento de Seguridad Interna (DHS) es considerada una oportunidad para reducir las deportaciones, que en años recientes han roto récords.

Napolitano, de 55 años, fue nominada el viernes como la siguiente titular del sistema UC, en cuyas diez universidades estudian más de 234 mil alumnos. Si lo aprueba el Consejo de Regentes el próximo jueves, ella será la primera mujer al frente de la institución en sus 145 años de historia. Tradicionalmente, el puesto ha sido ocupado por académicos.

La ex gobernadora de Arizona fue elegida de una lista de más de 300 candidatos. Un comité especial decidió ponerla a la cabeza del prestigiado sistema de educación superior por ser –entre otras razones- “una ardiente defensora del Dream Act federal y arquitecta de una política que protege de las deportaciones a jóvenes indocumentados que persiguen una educación universitaria”.

Esto, en referencia a la Acción Diferida (DACA), que desde 2012 otorgó permisos de trabajo y licencias de manejo a estudiantes sin papeles, los llamados “soñadores”.

“Mientras algunos pueden considerar que ella es una opción poco convencional, la secretaria Napolitano es sin duda la persona adecuada en el momento adecuado para liderar esta increíble universidad”, expresó Sherry Lansing, presidenta del comité a cargo de la elección.

Por otro lado, grupos que defienden a los inmigrantes critican que Napolitano fue “insensible” a la separación de familias y consideran que su gestión en DHS fue un “fracaso absoluto”, por lo cual piden al presidente Barack Obama que dé vuelta a la página y nomine a un secretario más humano.

“Estamos muy contentos de ver que se va”, señala Chris Newman, director legal de la Red Nacional de Jornaleros (NDLON). “El trabajo de Janet Napolitano en inmigración –quizás con la única excepción de DACA- ha sido un fracaso absoluto […] En última instancia será recordada como la secretaria que llevó las políticas repugnantes de Arizona al resto del país”, agregó.

Newman afirma que uno de sus legados es que las porciones restantes de la ley SB 1070 son parecidas al Programa Comunidades Seguras, que ha deportado a miles de indocumentados por faltas menores, a través de la colaboración activa entre policías locales y agentes de migración.

“La partida de Napolitano ofrece al Presidente la oportunidad de revertir el curso de las políticas ‘Arizonificación'”, indicó el abogado de NDLON.

Un punto de vista similar tiene Jorge Mario Cabrera, vocero de la Coalición Pro Derechos de los Inmigrantes de Los Ángeles (CHIRLA). Él cree que el siguiente líder del DHS debe ser consciente de lo que debe ser corregido en el sistema migratorio y estar enfocado en la protección del país.

“La secretaria Napolitano será recordada como una figura desapegada al sufrimiento de los inmigrantes, ajena a la injusticia e inconsistencia de las leyes migratorias”, dijo Cabrera.

Para Salvador Sanabria, director ejecutivo de El Rescate, el legado agridulce que Napolitano deja en una oficina que lideró desde enero de 2009 (él destaca el reforzamiento de la vigilancia en la frontera como un punto negativo) le podría servir de lección para su desempeño en el sistema UC.

“Necesitamos un dirigente que ahorre dinero para que más estudiantes, más hijos de migrantes, sean admitidos en las universidades y que tengan un mejor futuro”, comentó.

A Napolitano, cuya conexión con las instituciones de educación superior se remonta a sus años en la Universidad de Santa Clara, donde se convirtió en la primera mujer con mejor promedio, le espera un reto distinto en UC, aunque no menos complicado al de integrar el gabinete de Obama.

“El ejercicio de Napolitano en UC comienza en un momento en que se disparó la matrícula, se degradó la calidad de atención a los pacientes, aumentó la privatización de los recursos públicos universitarios, hay una deuda sin precedentes, hay excesos ejecutivos sin igual y ha disminuido la confianza de los contribuyentes en el liderazgo de la universidad”, detalla Kathryn Lybarger, presidenta del sindicato más grande del sistema, el AFSCME 3299.

En los pasillos de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) hay altas expectativas, al igual que incertidumbre de lo que ella pueda lograr. “No sé si sacará al sistema del hoyo”, dice Moisés Arriola, un estudiante de derecho. “Ella es muy calificada”, opinó Peter Hahn, alumno de psicología.

El sistema UC tiene diez planteles académicos, cinco centros médicos y tres laboratorios nacionales afiliados. Su matrícula es de 234 mil estudiantes y en su nómina están más de 208 mil profesores y empleados. Su presupuesto anual supera los 24 mil millones de dólares.