Adiós a La Reina de la Radio
Recibí una noticia que me dejó el corazón en pedazos. Mi amiga del alma Betty Pino, “Reina de la Radio” en Miami, falleció tras una infección bacterial que obligó a los doctores a inducirle a un estado de coma por más de tres semanas. Miles se unieron en oración por su recuperación.
Todo el que conocía a Betty tenía la esperanza de que superaría esta prueba. Cuando me enteré, lo primero que pensé fue: ¿por qué le tiene que suceder esto a una persona tan noble, humilde, cariñosa, talentosa, llena de vida y sobretodo tan espiritual y creyente en Dios?
Esta leal amiga era una mujer con un talento increíble. No solo tenía una dulce voz que enamoraba a quien la escuchaba, sino que también tenía un oído prodigioso; ella podía acertar si una canción sería exitosa mucho antes de que se escuchara en la radio.
Betty Pino fue el trampolín que impulsó al éxito a cantantes como Julio Iglesias, Raphael, Paloma San Basilio, Gloria Estefan, Juan Gabriel, José Luis Perales, Dyango y muchos más. Todos ellos le agradecen infinitamente el empujón que les brindó sin pedir nada a cambio.
La muerte de Betty ha dejado a muchos con el corazón destrozado, lo cual es común cuando perdemos a un ser querido inesperadamente.
Y quienes están a nuestro alrededor tratan de darnos palabras de aliento: “Dios sabe lo que hace y no hay que cuestionarlo” o “pasó a mejor vida y está descansando”. Ninguna de estas palabras aplaca el dolor; sin embargo, puedes consolarte cuando te refugias en los brazos de Dios.
Precisamente, admiro a Betty por la fe tan grande que poseía. Todas las noches antes de irse a la cama nos dejaba una bella reflexión en sus redes sociales.
Su último mensaje nos deja un aliciente para superar los momentos difíciles: “Atrás quedó lo malo; demos paso solamente a lo bueno. Vienen muchas cosas hermosas que estabas esperando. La vida cambió para ti, y ¿sabes por qué cambio?, porque dejaste entrar en tu vida a Dios, y ahora Él es tu amigo, y quien dirige tus pasos”.