Rowling presenta nueva novela, pero con seudónimo
Toda obra publicada por la popular autora con algún seudónimo es todo un fenómeno cuando se descubre que fue escrita por ella
Salvador CisnerosAgencia Reforma
MONTERREY, México. Está claro que basta el nombre de J.K. Rowling, autora de la saga del pequeño mago Harry Potter, en la portada de un libro para que éste sea un fenómeno en ventas.
Pero esta vez la escritora británica no quiso usar su prestigio literario y por eso publicó en abril el thriller The Cuckoo’s Calling, bajo el seudónimo Robert Galbraith.
Esta novela, que trata sobre la investigación de un detectiveprivado del presunto suicidio de una modelo, recibió críticas positivas; sin embargo, tres meses después de ser editada sólo había vendido mil 500 copias.
Pero bastó que el Sunday Times revelara el 14 de julio que Galbraith era el seudónimo de Rowling para que las ventas de este libro se quintuplicaran.
Algunos medios tacharon esta revelación como una estrategia de publicidad, pero la también autora de The Casual Vacancy, novela que vendió un millón de copias en sólo tres semanas, lo negó.
“Esto no fue una filtración a los medios intencionada o una estrategia de marketing ideada por mí, mi editor o mi agente, quienes me han apoyado mucho con mi deseo de mantener un bajo perfil”, dijo la autora.
“Si las ventas fueran lo que más me importa, hubiera publicado la novela con mi nombre desde el principio con bombos y platillos”, dijo”, agregó.
De hecho, Rowling tomó acciones legales al respecto y ya se descubrió que fue Chris Gossage, socio de la firma Rusells, y su amiga Judith Callegari los que filtraron la información mediante Twitter y luego borraron la cuenta.
En compensación, la firma se disculpó y llegó a un arreglo económico con Rowling, quien donó la suma a U.K.’s Soldiers’ Charity.
Ya que la franquicia cinematográfica de Harry Potter recaudó 5 mil 300 millones de dólares, los estudios ahora se pelean los derechos de adaptación de esta novela de Rowling.
La razón por la que la escritora de 47 años decidió usar un seudónimo fue porque no quería que los críticos tuvieran prejuicios al reseñar su obra, como con su novela anterior, The Casual Vacancy, definida por New York Times como deslucida, con clichés y decepcionante.