Huelga del salario mínimo en EEUU
Economía
Las protestas por conseguir salarios más altos se extienden por Estados Unidos. Unas veces son protagonizados por los empleados de Walmart. Otra por los trabajadores de McDonald’s, Burger King y Wendy’s, anunciando una nueva huelga nacional el 29 de agosto: “porque ya no pueden seguir manteniendo a sus familias con los salarios que reciben en la industria de comida rápida”.
Piden un salario mínimo de 15 dólares por hora, más del doble de los actuales 7.25 que se pagan en la mayoría de las tiendas de comida rápida.
Son las voces de un problema que arrastra la mayor economía del mundo.
La situación no se debe a la actual recesión económica sino a una tendencia que se ha ido acentuando desde los últimos 30 años.
Según los analistas, la capacidad de la economía de Estados Unidos de crear buenos trabajos está decayendo mientras hay más empleados ocupando trabajos malos.
Según los datos del Proyecto para una Ley de Empleo Nacional, la economía de EEUU tiene ahora un 7.,3 % menos empleos de salario medio que antes de la crisis pero los trabajos con salarios más bajos están un 8.7 % por encima de los niveles de entonces.
Esencialmente, la mitad del empleo creado desde mediados de 2009 es trabajo a tiempo parcial. A esto se le añade el hecho de que las nuevas ocupaciones están por lo general peor remuneradas que antes de la crisis.
Comercio, restaurantes y hotelería son los sectores que más empleo crearon el último año, el 22 % del total, pero ahí los sueldos son más bajos, de entre 350 y 520 dólares a la semana. De hecho, son las ocupaciones peor pagadas las que están detrás del reciente incremento del empleo. Esas categorías en julio representaron el 52 % de los nuevos contratos.
Robert Reich, ex secretario del Trabajo en el Gobierno de Bill Clinton, señala que uno de los grandes factores en el desplome en los ingresos y beneficios para trabajadores tiene que ver con la pérdida de poder de negociación del trabajador y los bajos índices de afiliación sindical, que generan trabajos malos. Entre los grupos más afectados están los latinos, los negros y las mujeres.
Muchas razones se pueden dar para definir un mal trabajo. Se pueden incluir condiciones peligrosas o difíciles en el lugar de trabajo, largas horas laborales, descansos cortos, pocas o ningunas vacaciones pagadas. Sin embargo, el salario, seguro de salud y plan de retiro, son los que mejor reflejan las características de un empleo.
Las protestas por los bajos salarios coinciden con el debate para elevar la paga mínima por hora trabajada y que esta se vincule a la evolución del coste de la vida.
“Nuestras familias, comunidades y economía dependen de que los trabajadores ganen un salario justo”, dice Nancy Salgado, que ha trabajado en un restaurante McDonald’s en Chicago por 10 años y gana el salario mínimo estatal en Illinois, que es de 8.25 dólares la hora, sin beneficios médicos ni de seguridad social.
Además dependen de los vaivenes del negocio, cuyos gerentes pueden recortarles drásticamente y sin aviso las horas de trabajo en caso de que las ventas bajen.
Otra particularidad de estos empleos de horario flexible es que no garantiza a los empleados horas mínimas ni fijas de trabajo y por tanto tampoco ingresos mínimos.
Pero la flexibilidad suele ser unilateral porque estos trabajadores siempre están “de guardia” por si el negocio requiriera más manos en caso de un aumento circunstancial en las ventas, lo que les impide buscar ocupaciones alternas con las cuales podrían equilibrar sus ingresos.
Jonathan Westin, director de la asociación Fast Food Forward, que en julio pasado lanzó la huelga en Nueva York, dijo que los trabajadores también están luchando por el derecho a formar un sindicato que los represente sin que haya represalias.
La iniciativa Fast Food Forward está encabezada por una amplia coalición de organizaciones comunitarias, de derechos civiles y sindicatos en Nueva York, donde se lanzó el esfuerzo más ambicioso hasta ahora para sindicalizar a trabajadores del sector de “comida rápida” en el país.
La iniciativa busca sindicalizar a trabajadores de Taco Bell, Burger King, McDonald’s, Domino’s Pizza y más en esta ciudad. Se calcula que unos 50 mil trabajadores están empleados en esa industria en Nueva York.
A la vez, la iniciativa afirma formar parte de la lucha a nivel nacional por trabajadores de salarios bajos en varios sectores, como los de Walmart, el mayor empleador privado del país.
El movimiento Fast Food Forward, que comenzó con una campaña local en Nueva York, ya se ha ampliado a otras partes del país.
Trabajadores de restaurantes de comida rápida como McDonald’s, Burger King y Wendy’s de Chicago, Nueva York, Saint Louis, Detroit, Milwaukee y Seattle, entre otras ciudades, irán a la huelga el 29 de agosto, a la que se espera se puedan sumar los empleados de tiendas como Macy’s, Sears y Dollar Tree, que trabajan por el salario mínimo.
“Será una de las acciones más grandes”, aseguran.