Presencia del ejército reduce protestas en Egipto
Las protestas en el país africano han mermado pero no cesan. Fuerzas del orden tras el golpe de estado a Mohamed Morsi, hoy resguardan con más rigor las calles y sitios emblemáticos de El Cairo y otras ciudades.
EL CAIRO, Egipto.- El ejército de Egipto demostró su fuerza mientras miles de personas que pedían el regreso del derrocado presidente Mohamed Morsi realizaron protestas aisladas el viernes en El Cairo.
Sin embargo, la Hermandad Musulmana no pudo reunir grandes cantidades de seguidores, una señal de que las medidas oficiales han dado un fuerte golpe a la base de apoyo del grupo.
En un día llamado “El viernes de los mártires“, islamistas reunidos por centenas gritaron consignas contra el ejército sosteniendo afiches de Morsi en calles secundarias y fuera de mezquitas en barrios. Al menos una persona perdió la vida en enfrentamientos en la ciudad de Tanta, en el delta del Nilo, pero no hubo mayores enfrentamientos.
Miles marcharon por las calles del distrito capitalino de Ciudad Nasr, algunos gritaban: “¡Estamos dispuestos a sacrificar nuestras vidas!” y “¡Prometemos a los mártires que terminaremos con el gobierno militar!”, en referencia a los cientos de personas que han muerto en los enfrentamientos del ejército egipcio en redadas en los campamentos callejeros este mes. Un hombre tenía una fotografía de Morsi con la leyenda, “el presidente legítimo“.
Pero las grandes manifestaciones que se habían visto en las principales calles y plazas no se realizaron pues había vehículos armados y soldados fuera de las mezquitas y otras zonas estratégicas. El ejército también cerró las calles principales, realizó algunos vuelos y puso barricadas en la Plaza Tahrir y otras plazas para demostrar su fuerza y evitar que los campamentos a favor Morsi se reunieran en masa.
Vehículos armados rodeaban el palacio presidencial y bloqueaban la mezquita Rabá al-Adawiya, donde los simpatizantes de Morsi realizaron un plantón por semanas que fue disuelto violentamente el 14 de agosto, llevando a la muerte de cientos de personas.
Los que sí se manifestaron el viernes evitaron las plazas principales y lugares que habían estado llenos de simpatizantes de Morsi las semanas antes de que fuera depuesto por un golpe militar el 3 de julio.
La baja concurrencia dejó ver que la Hermandad Musulmana estaba teniendo dificultades para organizar una gran demostración de disenso tras una semana excepcionalmente violenta y los arrestos de casi todos los dirigentes del grupo, incluyendo el líder espiritual Mohamed Badie. Otros 80 integrantes de la hermandad, incluyendo líderes de alto rango y el vocero, fueron puestos bajo custodia el jueves, antes de las manifestaciones.
El estricto toque de queda impuesto en la última semana en El Cairo y otras provincias también ha servido para vaciar las calles por la noche.
Para los medios era difícil incluso encontrar a algún representante de la hermandad para tener sus declaraciones.
La situación contrastó bastante con el viernes pasado cuando vigilantes en retenes de barrios se enfrentaron a los simpatizantes de Morsi en la capital, llevando a la muerte de 170 personas, incluyendo decenas de policías.
Un manifestante a favor de Morsi, Mohamed Ahmed de 47 años, insistió que el movimiento contra lo que la hermandad califica como el golpe “ilegítimo” continuará.
“Todos sabemos que podría derramarse sangre. Pero mientras sigamos luchando por nuestros derechos con la voluntad de Dios, ganaremos”, dijo mientras se unió a los manifestantes reunidos fuera de una mezquita tras las oraciones en la ciudad de Giza, famosa por sus pirámides y cercana a El Cairo.
Sólo surgieron unos cuantos enfrentamientos entre los manifestantes y los locales que se arrojaban piedras entre sí. La policía disparó gas lacrimógeno para evitar que las agresiones continuaran con cuchillos y municiones en Tanta. Un simpatizante de Morsi fue asesinado y 26 más resultaron heridos en el enfrentamiento, dijo un oficial de salud local, quien habló bajo condición de permanecer en anonimato porque no estaba autorizado para hacer declaraciones a los medios.
Por otra parte se realizaron manifestaciones contra la liberación del depuesto Hosni Mubarak, quien fue colocado bajo arresto domiciliario en un hospital militar del sur del Cairo. Estas protestas tampoco tuvieron una gran concurrencia. Decenas de manifestantes contra Morsi y Mubarak protestaron fuera de la corte suprema de El Cairo en medio de gran seguridad.
Mubarak aún sería enjuiciado acusado de complicidad por la muerte de casi 900 manifestantes durante los levantamientos de 2011 que llevaron a su derrocamiento. Pero su liberación fue vista por muchos de los que se rebelaron contra él como un retroceso en los intentos por responsabilizarlo de años de abuso y corrupción.
Como otra señal de la división en el país, uno de los grupos que dirigieron los levantamientos de 2011 contra Mubarak canceló una marcha en protesta a su liberación. El grupo 6 de Abril dijo que quería evitar que se le unieran simpatizantes de Morsi que “podrían aprovechar (nuestra) movilización para sus propios intereses“.