Todavía sin solución huelga en Colombia

'Gobierno intenta minimizar impacto del paro agrario nacional'

Manifestantes cuidan una barricada en Ventaquemada, Colombia. Campesinos y transportistas siguen bloqueando las carreteras del país por un cuarto día, ayer.

Manifestantes cuidan una barricada en Ventaquemada, Colombia. Campesinos y transportistas siguen bloqueando las carreteras del país por un cuarto día, ayer. Crédito: AP

VENTAQUEMADA, Colombia.— Moradores y cultivadores de este poblado del centro de Colombia se mantienen apostados a la orilla de una carretera en reclamo de subsidios del Gobierno, que ha intentado minimizar el impacto del paro agrario nacional y asegura que muchas de las manifestaciones están infiltradas por la guerrilla y han sido menores a lo que anticipaban.

Pero al menos en la carretera desde Bogotá a Ventaquemada, en la central provincia de Boyacá, en un recorrido de más de 70 kilómetros rumbo el noreste del país, lo que observaron camarógrafos y fotógrafos de la AP fueron grupos de campesinos y algunos restos en la vía de lo que han sido choques con la policía antimotines desde que comenzó la huelga el 19 de agosto: troncos de árboles, pedazos de llantas quemadas y grandes piedras.

“Yo en la casa sostengo a mi familia, ocho personas [hijos]. Soy papero, lechero y cebollero… [pero] no da el costo”, dijo José Arturo Farfán, de 50 años, apostado junto a otras 400 personas a la orilla de la vía camino a Ventaquemada, una región eminentemente agropecuaria.

Farfán se quejó porque dijo que, por ejemplo, la leche que produce la vende a los comerciantes e intermediarios a 400 pesos el litro (dos centavos de dólar) y le cuesta producirla al menos mil pesos (unos cinco centavos de dólar).

La venta “es un precio muy barato, cuando el agua (medio litro) cuesta 1,200 pesos. Entonces ¿en qué estamos? Necesitamos mil pesos” por litro de leche, dijo Farfán al repetir la demanda de los lecheros: que el Gobierno subsidie la diferencia en el precio.

Unos 30 kilómetros más delante de Ventaquemada, en el poblado de Sotaquirá, productores derramaron a la carretera unos seis mil litros de leche porque ya no hay tanques donde almacenarla y se podía dañar, según indicaron lecheros al canal de televisión RCN.

“Estamos metidos en este cuento [en esta acción del paro] para que el Gobierno nos pare bolas. Tengo familia y por eso estoy acá”, dijo a su turno Yesid Gil, un cultivador de papa y cebolla en una hectárea en Ventaquemada. Con dos hijos y costos en alza, Gil dijo que “la idea [del paro] es que el Gobierno nos ponga cuidao [atienda sus demandas], lo que nos perjudica son los precios” de venta del producto y la diferencia con los costos de producción.

En la jornada se esperaba una reunión en Tunja, capital de Boyacá, entre los ministros del Interior Fernando Carrillo y de Agricultura Francisco Estupiñán, así como 12 voceros de los manifestantes en Boyacá, dijo más temprano en entrevista telefónica el gobernador de Boyacá, Juan Carlos Granados.

El Gobierno del presidente Juan Manuel Santos mantiene que su administración de tres años ha entregado en ese período al menos 4 billones de pesos (unos 2,100 millones de dólares) en subsidios y apoyos directos a los agricultores y que la manifestación carece de razones. A su vez ha exigido que se levanten los bloqueos viales.

Por los datos de la policía, el jueves por la tarde manifestantes sostenían al menos 21 bloqueos en siete de los 32 departamentos del país. Al menos 90 personas han sido arrestadas desde el lunes y hasta esta mañana, según la policía.

En la jornada el ministro de Defensa Juan Carlos Pinzón mantuvo el discurso oficial: El paro “ha tenido un impacto mucho menor el que se había estimado, pero esto no significa que esos puntos donde están ocurriendo desmanes no se deba actuar con la contundencia necesaria”, dijo Pinzón a reporteros a la salida de un acto en Bogotá

“Todo el mundo sabe que sí… las FARC a través de sus sectores de influencia (milicianos) termina penetrando algunas de estas marchas y termina tratando de crear desmanes, entonces un paro que en realidad no ha tenido un mayor impacto, pues tratan de exacerbarlo precisamente con hechos de violencia”, aseguró el ministro.

César Pachón, uno de los voceros de al menos 47 mil familias dedicadas al cultivo de papa en Boyacá, dijo telefónicamente que los cultivadores están muy molestos por la actitud de las autoridades debido a que el 7 y 8 de mayo, cuando realizaron una primera huelga, “creímos en el Gobierno y nos engañó porque no cumplió” los convenios que incluían la entrega de unos 40,000 millones de pesos (unos 21 millones de dólares) en subsidios.

Para Carlos Lozano, del movimiento Marcha Patriótica que reúne distintas organizaciones sociales de izquierda, en la huelga puede haber “muchas manos metidas en esto [desde políticos hasta milicianos de las guerrillas]… pero el problema de fondo es la insatisfacción de muchos sectores y el Gobierno no ha sabido manejarlo”.

“Por la fuerza [o con la acción de la policía antimotines] lo único que van a lograr es agravarlo… la única solución es el diálogo”, aseguró Lozano, quien además es director del semanario Voz, del partido comunista de Colombia.

Recordó que no sólo son los agricultores los que están descontentos y en paro sino también un sector de los transportadores de carga que reclaman una rebaja de al menos un dólar en el precio del galón del combustible.

Para Rafael Mejía, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia que reúne a las 48 grandes federaciones y gremios del país, los reclamos de los pequeños y medianos cultivadores son justificados aunque la Sociedad no apoya la huelga. Agregó que Colombia produce unas 30 millones de toneladas anuales de alimentos, 85 % de ellos agrícolas y el resto en productos pecuarios. Al menos 2.8 millones de personas, de los 47 millones de habitantes del país, están directamente vinculados al sector de la agricultura, agregó.

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