Preocupa la teleadicción infantil

Ver tV causa una actitud mental pasiva y pereza física

La adicción infantil a ver televisión puede terminar siendo un comportamiento dañino.

La adicción infantil a ver televisión puede terminar siendo un comportamiento dañino. Crédito: AP

La adicción infantil a ver televisión puede ser un comportamiento igual o más dañino que la dependencia al alcohol, al tabaco o a otra droga, porque los adultos no suelen percatarse de cuando ésta se ha desarrollado, consideró Judith Isabel García Hernández, autora de la investigación Niñ@s teleadictos: propuesta de intervención.

“Ni cuenta nos damos de su existencia: el uso y abuso de ver televisión no solamente es ignorado, sino propiciado por los padres de familia”, afirmó recientemente.

“Los teleadictos no nacen de la nada y la mayoría de las veces somos los padres de familia quienes propiciamos dicho suceso al poner a nuestros hijos frente a la pantalla de televisión, para tenerlos quietos, aplacar sus ánimos, entretenerlos para que no nos estén molestando. Hacemos de la televisión un sedante, golosina, tregua, premio, mejor amiga, consejera y la más fácil posibilidad de ocio y entretenimiento”, explicó la psicóloga.

“Ver televisión provoca una actitud mental pasiva, pereza física y mental que los habitúa a aprender haciendo el menor esfuerzo, los instala en actitud de espectador, piensan: ‘prefiero ver el futbol a jugarlo’, de pérdida de iniciativa, pues esperan a que mamá, papá, la maestra, el amigo, les diga qué hacer, y por supuesto, dejan de jugar al aire libre”, agregó García Hernández.

Para revertir la adicción, la profesora propuso que sean los adultos quienes promuevan una visión crítica de los contenidos televisivos, especialmente de los programas que niños y niñas refieren como sus favoritos.

García Hernández trabajó su propuesta con alumnos de una escuela en Puebla, quienes tenían como programa favorito la serie El chavo del 8.

Previo análisis y reflexión hecha por los propios alumnos, se conversó sobre cómo un programa “presenta una forma de ver la vida, encarar los problemas y concebir el mundo”, explicó.

“¿Por qué el chavo del 8 vive en un barril? ¿Los niños viven en barriles? ¿Por qué don Ramón no tiene un trabajo estable? ¿Por qué doña Florinda agrede a don Ramón constantemente?”, fueron algunas de las preguntas que respondieron los niños.

“Ellos observaron que El Chavo del 8 es un programa con alto contenido violento, en un sólo capítulo llegaron a reportar hasta 22 escenas de violencia en una emisión de un programa efectivo de 15 minutos. La violencia fue de todo tipo: física, verbal, psicológica, social por la discriminación que hay”, señaló la investigadora.

Esta forma de ver la televisión, según García Hernández, propicia que niños y niñas “analicen y reflexionen sobre varios aspectos que no habían pensado y comienzan a ver su serie favorita de televisión desde otra perspectiva, algunos empiezan a preferir otros tipos de actividades más productivas”, comentó.

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