Medicare y Seguro Social
Los legisladores ahora son enemigos entre sí y sin importarles su responsabilidad para con la población
Burbujas
Al cerrar la columna de la semana pasada con unas preguntas relacionadas con quienes pudieran estar atrás de los disturbios en México, me han sorprendido muchísimas respuestas , pero dada la importancia del actual momento político en los Estados Unidos, las comentare la semana próxima.
Todos respiramos más tranquilos en los Estados Unidos debido al acuerdo entre republicanos y demócratas para acabar con el cierre del Gobierno y extender la capacidad de endeudamiento hasta febrero del año entrante. Es una pena que todo esto sea solo un armisticio y no un tratado de paz; la guerra se pospuso para febrero.
Para poder juzgar los efectos de la errónea política de estos últimos dos meses vamos a tener que esperar a que las aguas vuelvan a su cauce, porque en la actualidad, pese al acuerdo, siguen los señalamientos, e incluso se hicieron comentarios en el radio por miembros del Partido del Té, que mencionaron que habían salido del problema en el que Obama los había metido.
Es el momento de pensar seriamente que ha cambiado en la democracia americana. Yo recuerdo la época de Reagan, cuando el Congreso era demócrata y Tip O’Neill, quien presidía la Cámara de Representantes, le visitaba con frecuencia y llegaban a acuerdos. ¿Por qué en la actualidad esto no se da? La democracia de esos tiempos no era de ganadores y perdedores, sino de electos y no electos, e invariablemente el de menos votos se acercaba al que resultaba electo para felicitarlo y para ofrecerle su colaboración en su gestión.
En la actualidad los diputados y senadores de un partido y del otro, son enemigos entre si y actúan como tales sin importarles que una vez electos, su responsabilidad máxima es para con la población del distrito o estado que representan.
Si la democracia estadounidense en este momento es disfuncional, me parece que es oportuno pensar en un tercer partido que pudiera agrupar a los independientes, y que aunque sus representantes no fueran numerosos, inclinarían la balanza del poder hacia uno u otro lado y evitarían los candados que actualmente impiden los acuerdos.
No faltó quien de las decenas de entrevistados el pasado miércoles, hablara de hacer un ajuste en el presupuesto de los campos del Seguro Social y de Medicare. Por supuesto que quien dijo eso tiene que ser republicano y joven porque incluso los republicanos ancianos que disfrutan de una pensión no estarán de acuerdo en que se las reduzcan.
Si una persona aporta una prima de seguros toda su vida, no sé por qué cuando le pagan la pensión a la que tiene derecho, se considera esta un gasto. Además, anda flotando allí una pregunta que me llegó por correo electrónico: ¿qué ha hecho el Gobierno con todas las cuotas que pagaron aquellos que murieron antes de recibir una pensión? Hay millones que nunca llegaron a la edad de jubilación pero estuvieron pagando sus primas durante muchos años que estuvieron activos.
No sería nada malo que alguno de los representantes que hablan del gasto del Seguro Social hiciera una explicación del por qué las contribuciones de los asegurados se incluyen en el gasto corriente del Gobierno. Además, cabe aclararle a esos jóvenes que dicen que no tienen por qué pagar el seguro social para que los viejos tengan su pensión, que lo que están haciendo es aportar para su propia jubilación cuando lleguen a la edad que corresponde.
Lo que nadie toca es el presupuesto militar, que es superior a la suma de todos los presupuestos militares de las naciones del primer mundo. Estados Unidos como imperio democrático, siente que debe participar en todos los problemas del mundo, y el gasto relacionado con ello representa una enorme parte del déficit presupuestario del país. Si al presupuesto militar le quitamos el 25% no habría déficit.
Cuando Eisenhower fue presidente de los Estados Unidos, poco antes de que dejara la Casa Blanca, hizo una declaración que a mi se me quedo muy grabada porque venía de un soldado. Dijo: cuidado con el establecimiento militar, puede crecer hasta salírseles de las manos… es probable que las palabras no sean exactamente las que él usó, porque estoy hablando de lo que recuerdo, pero la idea, en definitiva, era precautoria respecto de la problemática que se da con los gastos militares que se multiplican por una infinidad de intereses y circunstancias difíciles de detener.
En resumen, yo soy de los que respiran más tranquilos el día de hoy, pero tengo en el trasfondo la preocupación de que podemos fácilmente volver a caer en el circo político del que acabamos de salir.
Esto es especialmente preocupante porque la eliminación de “Obamacare” sigue en la meta de los radicales del Partido Republicano quienes quieren destruirlo, pero por caminos que no son los mismos que pusieron la ley en vigor y que son los que deberían de utilizar: leyes elaboradas en el Congreso y firmadas por el Presidente.
El que se acuse al “Obamacare” de que está desorganizado probablemente sea cierto, porque una iniciativa de esa envergadura, por mucho que se planee, nunca será perfecta y se llevara quizás un año o dos hasta que los actuales errores sean corregidos.
Ojalá en febrero del año próximo no tenga que volver a escribir sobre el circo político y la falta de capacidad legislativa de los miembros del Congreso.